Era el fin de un verano muy especial: yo estaba por entrar a quinto año del secundario, y el mundo entero parecía hecho para mí.
Algo muy especial me había sucedido en enero de ese año, y por eso mismo resultó inolvidable.
Y en marzo del 81 vino Queen y me partió la cabeza en dos.
Cuando empezaron las clases, Silvina y yo compartimos secretos fumando encerradas en el baño del colegio (yo tenía la llave), y mientras afuera golpeaban la puerta, chismorreamos y nos reímos muchísimo con el entusiasmo propio de la edad y con la seguridad de que esa confesión nos haría hermanas para siempre.
Hoy vamos a ver a Queen, y otra vez, por otros motivos y después de muchos golpazos que me di, el mundo entero está ahí para que yo siga disfrutándolo y tratando de hacerlo aunque sea un piquitito mejor...
Sí voy a extrañar a Freddie Mercury, sí ya sé que no va a ser lo mismo. Pero la vida continúa y sé que mucho de lo que vea y escuche me va a encantar.
1 comentario:
AAhh claro, ella fue a ver a queen cuando era joven, huhuhuhu. andaaaaaa. bien lejos andaaaaaaaa.
Te quiero ma.
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