lunes, 30 de noviembre de 2009

Olvidate

Olvidate del edificio de la vuelta de tu casa. Olvidate del portero, el ascensor y la reunión de consorcio.
Acordate de que tenés dos pies y dos manos, animate a subir, a trepar, a oler aromas tal vez olvidados.
Animate a mirar.
Volvete chico y date cuenta de que sos tan pequeño, tan pero tan...



 
Hay un texto de Eduardo Galeano que pone en (bellísimas) palabras ese sentimiento al que, los que no sabemos escribir y describir tan bien como él, le ponemos palabras tales como "increíble", "alucinante" o "imponente". O la gráfica expresión "no me alcanzan los ojos".

"Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.

Viajaron al sur.

Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de
arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue
tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó
mudo de hermosura.

Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:

—¡Ayúdame a mirar!"

Todavía tengo los ojos llenos de montaña; de, como dijo la hijita de Abrujandra una vez, "colores que no hay"; de majestuosidad e imponencia. También está esa sensación de saberme tan pero tan pequeña, un punto apenas en medio de este mundo maravilloso. Pero, al mismo tiempo, la de saberme parte de él, como son parte las rocas y los ríos, el pincho de los cardones y la sangre que brota.

Gracias por compartir este viaje conmigo.

Ayudame a mirar. 

Y en unos días habrá una yapa (no, alfajores no quedaron).

sábado, 28 de noviembre de 2009

viernes, 27 de noviembre de 2009

La Quiaca y Villazón

Acá hay más fotitos de mi viaje. 

Esta vez subimos más todavía, y nos fuimos a La Quiaca, y de allí cruzamos a Villazón, Bolivia.















Dos anécdotas "culinarias".

En Villazón no hay bares; y, muertos de sed, encontramos un lugar donde vendían pollo frito. Allí vendían gaseosas. Como R. detesta la Coca Cola, queríamos un agua mineral para él y una Coca chica para mi. "¿Van a comer pollo frito?", dijo la camarera. "No. Sólo queremos una coca chica y un agua mineral". "Coca chica no hay". "¿Agua mineral?". "No hay". Nos levantamos y salimos.

Un almacén, allá, con un cartel enorme de Coca Cola:

- Hola, queríamos una Coca Cola.
- No hay.
- Agua mineral.
- No hay.
- Agua tónica (dijo R., y yo pensé: "creo que se apunó mal").
- No hay.

Finalmente, a cuatro cuadras de allí, conseguimos un quiosco donde nos vendieron un agua mineral tirando a tibia. Algo es algo.

Vueltos a La Quiaca, y haciendo tiempo hasta la salida del micro, fuimos a la confitería de la terminal. Allí, dos teles gritaban a todo volumen para un público compuesto por tres personas: el mozo, R. y yo.

- Por favor, una Coca, un agua mineral y dos sandwiches de jamón y queso.
- No, sandwich no va a poder ser, porque la cocinera no llega hasta las 7 y media de la tarde.
- (yo, incrédula) ¿No hay sandwiches?
- No.
- ¿Algo para comer?
- Voy a ver qué consigo.

A su vuelta, el mozo nos trajo dos bizcochos de grasa enormes, la Coca y el agua.

Yendo para el baño, me cruzo con una heladera con puerta de vidrio. Allí descansaban, a la espera de una cocinera que supiera cortar fiambre y unos panes, un jamón de proporciones considerables y un queso que se veía exquisito.

Hay veces que uno tiene ganas de ser delincuente. Yo hubiera atracado la heladera con todo gusto.

De yapa, Juan Baglietto. Con esta canción me siento identificada. Cambiar corpiños por calzones y chicas por chicos, por favor.

martes, 24 de noviembre de 2009

Tilcara

Después de dos días en San Salvador de Jujuy fuimos a visitar Tilcara y decidimos que, al día siguiente, volveríamos a buscar un lugar para alojarnos allí.

Así que al día siguiente partimos con bolsos y bolsitos (¡ay, Dios! cómo me gustaría agarrar al que me dijo "hace mucho frío a la noche en Jujuy", ponerle el pullover y la campera de invierno que llevé y dejarlo al sol un par de horas, nomás, pa'que aprenda a callar) a instalarnos a 2.900 metros sobre el nivel del mar.
En el viaje, un heladero le hacía el verso a una maestra jardinera:

Heladero: Hace mucho que usted no viaja con nosotros.
M.J.: Es que tuve un problema el otro día, llegué tarde al jardín, y tuve una discusión con la directora.
H.: Pero usted se olvida de los que la extrañan, señorita, no puede dejarnos así...

(y diálogos parecidos durante casi una hora).
Mientras, veíamos estos paisajes por la ventanilla:




Apenitas bajados del micro fui a preguntar si podíamos dejar los bolsos en la terminal mientras buscábamos un techo, y ahí me encaró el heladero. Evidentemente el tipo estaba en todas.

Heladero: ¿Usted busca alojamiento, señorita?
Yo: Sí, señor.
H: ¿Y está usted sola, señorita, o está con alguien? ¿Cuántos son?
Y: somos dos.
H: Yo tengo un dúplex para ofrecerle, señorita.
Y: ¿Y qué comodidades tiene?
H: El departamento es para cinco, señorita, pero si van dos, los dejamos tranquilos nomás, no metemos a nadie más.
Y: (Gracias, pienso...): Ah, estaría bien, si es tranquilo...
H: ¿Tranquilo? Es más que tranquilo, está en frente de una plaza a la que casi no va nadie, porque no es la plaza principal. Está frente a la Iglesia, mire qué tranquilo.
(Le hago señas a R. para que se acerque, escuche y apruebe lo que para mi ya era un contrato firmado. R se acerca desconfiado, pensando que el señor heladero intenta levantarme).
Y: El señor nos ofrece un departamento.
R (cara de desconfiado): ¿Y es tranquilo el lugar?
H: Acá le estaba diciendo a la señora (de golpe cambió mi estado civil), que el departamento está frente a la iglesia. Es más, vea, está tan cerquita que si usted quiere tomar la comunión, el cura le da la hostia y lo bendice por el balcón, nomás.


Fachada de la iglesia, ahí nomás, frente a la plaza. Me fui sin la bendición prometida por el heladero.
No importa, la bendición fue ir allá


Y allá fuimos: una fachada muy particular, una puerta que cerraba con un candado desde afuera y con un simple pasador desde adentro. R. piensa que al heladero le prestaron la casa por unos días, y que pronto va a llegar el dueño a reclamarnos lo que es suyo, porque jamás firmamos un papel. Yo estoy tranquila. Si me quieren sacar, tendrán que hacerlo a patadas. Yo de ahí no me muevo.


Fachada de la casita. ¿No que es linda? Especial, como mínimo

Observen el balcón terraza, con parrilla (comimos un riquísimo asado, hecho por R.). Allí tomábamos mate por la mañana, mientras esperábamos al cura. No apareció ni ahí. Voy a reclamar. 


lunes, 23 de noviembre de 2009

Juan

No sé qué decir: por culpa de... gracias a... Lo cierto es que había pasado nada más y nada menos que la gran tristeza de Malvinas, y en las radios se dejó de pasar música "foránea", como decían los hdep de la junta milica. Y surgió con todo Juan Baglietto, a quien muchos ya escuchábamos desde hacía un tiempito atrás.


Yo lo seguía a cualquier parte donde fuera a cantar, y tuve el honorazo de ver a la gran banda que conformó con Fito Páez (cuando no hacía tantas pavadas) y Silvina Garré. Una noche tocó en el barrio de San Andrés, creo, y allá fuimos con Silvina, amigaza de siempre.

Por supuesto, al final fui a pedirle un autógrafo. "¿Cómo te llamás?" "Milena". "Qué lindo nombre". "A Milena, con cariño, Juan Baglietto". De más está decir que casi me hago pis encima. 

Juan Baglietto no es sólo Era en abril o De regreso, Mirta, por suerte, porque no son sus mejores interpretaciones.

Juan, como lo llamábamos todos en ese momento, no sólo tenía el pelo larguísimo (condición suficiente para que yo me enamorara perdidamente de él) sino también una voz que cautiva y emociona. Por si fuera poco, no es ningún tonto para elegir poetas. Uno de los más grandes, Jorge Fandermole, le "prestó" varias poesías que él supo y sabe interpretar como pocos. Como dice Baglietto: "hay algunos buenos poetas en el mundo, hay algunos buenos poetas en Argentina, pero el mejor es rosarino, y se llama Jorge Fandermole". Y no hay con qué darle, e vero.

Ayer fuimos a verlo al ND Ateneo.

Ya no tiene la melena de entonces (ni la de entonces, ni ninguna, porque está pelado), ya no es flaquito, ya no tiene 25 años, ya... Pero su voz sigue siendo perfecta.

"A mí siempre me da un poco de miedo esto -dijo-. Pero está bueno ver que estamos envejeciendo juntos".

Otra vez me emocionó.



 

 

Con Daniel Homer, un guitarrista de aquellos

domingo, 22 de noviembre de 2009

Apucinada II


No viajé muchas veces en avión, por lo tanto para mi, es toda una experiencia. Y dos despegues y dos aterrizajes en un día, es como mucho.











Escala en Salta, y espera: en Jujuy, después de seis meses de sequía, la tormenta es atroz. Por si esto fuera poco, a la hora en que tendríamos que haber llegado, en Jujuy hubo un temblor.

¡Despiértame, cuando pase el temblor!




Al día siguiente, el amigo Emilio (un amigazo que vive allá y nos mostró algunas de las maravillas de este lugar) nos llevó a la Cuesta de Lipán, en el departamento de Tumbaya. El camino es (como todo en Jujuy), en subida y serpenteante, y cuando uno llega a su punto más alto (el Abra de Potrerillos, nada más y nada menos que a 4.170 metros sobre el nivel del mar), el aire falta y la cabeza está embotada. Pero mucho antes de llegar allá, dos paradas, una en el mirador de León; la segunda en Purmamarca.



Mirador de León




Purmamarca. Las montañas, ahí mismito...


De allí, directo a la Cuesta, ¡que cómo cuesta!



4.170 metros sobre el nivel del mar

Bajamos hasta Salinas Grandes. Y tan grandes son, que todo está hecho de sal. Hasta la confitería:








Había un poquito de viento:



¿no me parezco a Capusotto?





Después la sigo...





sábado, 21 de noviembre de 2009

Apucinada (de vuelta) I

Bueno, gente, acá estoy de vuelta, tal como lo dice el título, "apucinada", vocablo inventado por mí para tratar de expresar (un poquito, un apenas) las sensaciones que traje de vuelta.

Apunada, porque de verdad que la altura, para alguien que, como yo, vive en la más completa llanura, y a quien el único accidente geográfico que se le presenta es el serruchito o el lomo de burro de las calles, la zanja, el montículo que deja en alguna esquina Edenor o Gas Natural; para alguien así, digo, estar a tres mil metros por encima del nivel del mar afecta bastante el físico: algún mareo, un poco de dolor de cabeza, cansancio. Pero, al mismo tiempo, encontrarse con la majestuosidad de la precordillera andina es algo fantabuloso, que alucina. Por eso también, alucinada; ergo: apucinada.

No me pidan corrección, no me pidan ilación, no me pidan chicha ni limonada ni hoja de coca. Tengo la cabeza llena de imágenes y los dedos se me trabucan al tratar de escribir algo.

Como no quiero poner un simple link a las fotos que saqué (que son muchísimas), tengo la idea de ir escribiendo algunas cosas poco a poco, porque no sólo el paisaje es impresionante, también lo son las historias de las que me fui enterando, y las anécdotas que recolectamos durante este viaje.

Pero antes, quiero responder a los comentarios que me dejaron, y agradecerles a todos los buenos deseos. Es evidente que cuando muchos ponen aunque sea un poco de energía para que algo se cumpla, se cumple; porque la pasé mucho más que bien.

Germán: las artesanías de Purmamarca, y de toda la provincia, me dejaron pasmada. Y recargada: estuve horas tratando de acomodar todo para que entrara más o menos en los bolsos que llevé, y no tener que alquilar un flete para que las trajera a Buenos Aires.

Sergio: la pasé bombísima, y traje cientos de fotos, que iré mostrando de a poco.

Yola: estoy rota. Subí, trepé, bajé, anduve en bici, caminé taaaaanto, que necesito vacaciones de las vacaciones. Pero tengo la cabeza limpísima, oxigenada. Y proyectos nuevos para mí.

ani.: mil gracias, acá estoy, y trataré de ponerme al día con la lectura de los blogs. Besos.

Candorosa: ¡caramba! la excusa del apunamiento a mí me sirve hasta cuando subo a un décimo piso. No deje de usarla, caramba, se la presto. ¡Besos, caramba!

Candorosa II: ¡caramba, no lo había notado!

@gustín: vine cargadísima de energías, de recuerdos y feliz. Un beso.

Dark Knight: a esa altura la pasé genial. Pero me apuné, sí. Besos. Por lo que veo no me extrañaron tanto. Gracias por la ayuda con el pedido de socorro.

Nick: no era terrible, es hermoso, sí. Pero ahora me hago un poco la canchera porque estoy en tierra firme, porque llevamos la lluvia a Jujuy (algunos nos dijeron que hacía seis meses que no llovía, otros nos dijeron que hacía nueve, y la tormenta fue muy fuerte), y mientras hacíamos escala en Salta (donde tuvimos que esperar más de lo previsto, justamente por las condiciones climáticas), en Jujuy hubo un pequeño movimiento de tierra. Un terremotito. Y gente que viaja a menudo dijo que el piloto "dio demasiadas vueltas" para aterrizar. O sea...

Mostro: traje muestras diversas en un "rescate arqueológico". Beso.

Lores: la pasé muy bien (y te traje regalito). Gracias, besotes.

Gla: no sé si por suerte o por desgracia hace ya tres años que tengo las vacaciones "circuncidadas", y a esta altura del año llego, tal como lo dije, con el cerebro frito. Así que, más que bien. Besos.

Cris: ¿viste lo que son esos bichitos? Y los reales no son menos simpáticos.

Nituni: ¿usted se refiere a hacer música con la quena, verdad? Pues traje una y no le pude sacar un p... digo... un solo sonido...

Y ahora sí, en la próxima entrada, habrá fotos. Paciencia, que recién las estoy bajando a la compu.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Cerebro frito - Ausente con aviso

Me voy por unos días, así que este blog cierra momentáneamente por vacaciones.

En realidad, estos días corresponden a la temporada 2008-2009, así que paren de envidiarme, porque el verano que pasó me tomé sólo una semanita. Sean buenos y deséenme buen tiempo y un nivel bajo de apunamiento, porque mi cerebro frito y mi neurona descangayada se van a descansar unos días a la puna jujeña. 






Si vuelvo más salame de lo que me fui, le echaré la culpa a la altura, a la pelota que no dobla y al ataque imprevisto de una llama (que llama).

lunes, 9 de noviembre de 2009

Felices fiestas

¿Desubicada, verdad? Eso te parece, pero si ya pasaste por la puerta de un supermercado, habrás visto los carteles: Feliz Navidad, Feliz Año Nuevo. 

Ya no podés entrar a un súper sin que una guirnalda de bolas rojas y luces te golpee la cabeza, y pronto, muy pronto, demasiado pronto nos enfermarán el conducto auditivo con las espantosas versiones de villancicos que ponen para "alegrar" tu humilde paseo entre las góndolas.

Mientras vas pensando "un kilo de milanesas, media de huevos, pan rallado y una coca", en el camino hacia "los cárnicos" (palabra fea si las hay) te encontrás con (carísimas) nueces, (engordantes) panes dulces, (colesteróidocos) cachos de lechonazo congelado y (riquísimas) pasas de uva bañadas en chocolate.

Estamos en noviembre.

Y después nos quejamos de que las campañas para las elecciones empiezan con mucha anticipación.

Perdón, pero me tengo que ir. Se me hace tarde. No sé qué hacer de comer para Pascuas.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Cosas que importan, cosas que no

Hay algunas cosas que, creo, deberían importarnos menos:

- Que un hombre deje la tapa del inodoro levantada. 
- Que tu medio melón se olvide del aniversario (lo mejor es decretar una semana de festejos a tal efecto).
- Dejar los platos sin lavar de la noche a la mañana (¿qué tiene de grave?).
- Planchar.
- Cenar panchos, patitas de pollo compradas, sandwiches.
- Dejar cosas sin hacer en casa para ir a tomar mate con un/a amigo/a.
- Estar de acuerdo con todo el mundo.
- La televisión.
- La moda.
- Que todo el mundo te quiera.
- Pretender tener razón siempre.
- Pretender ganar todas las discusiones.
- Que "ese/a" no te quiera. Ya va a aparecer algo mejor, y vas a cantar bingo.
- "Esas cosas aleatorias". Se trata de esas cosas por las que todos los días la tele y los diarios nos dicen que tenemos que estar preocupados, y que tienen mucho que ver con la coyuntura política y económica de a) los países que tienen un nivel de vida diez veces mejor que el nuestro, b) la gente que tiene muchísima plata. Como seguro que vos no sos una de esas personas, y segurísimo no sos presidente de un país así, dejá de darle bola a (según el momento histórico, pueden ser varias cosas): el precio del dólar, el riesgo país, la bolsa de New York, el índice Nasdaq, la suba de las acciones en Tokio, el efecto Tequila, el efecto Caipirinha y el efecto Mate amargo. Pase lo que pase con estos numeritos, vos mañana vas a tener que salir a laburar como todos los días y la guita te va a alcanzar hasta ahí. 

Al mismo tiempo, otras deberían ser cada vez más importantes:

- La palabra del otro y la propia.
- Escuchar a la gente mayor. Más de una vez es muy enriquecedor charlar con ellos, ¡y uno se entera de cada cosa!
- Escuchar a los más jóvenes. Tienen mucho para dar y muchas ganas de hacer cosas. Los adultos que se olvidan de que alguna vez fueron muy jóvenes y tuvieron dos millones de ilusiones por cuarto de hora van camino a convertirse en viejos de mierda. Es increíble la enorme carga de ternura que tienen los pibes, su necesidad de hablar, de tener y contar proyectos y, sobre todo, de un respaldo, aunque sea un simple "y dale, hacelo". Además, son muy divertidos; y si hablás desde el corazón con ellos, hasta el más rebelde se afloja y se prende a la conversación. 
- La buena educación.
- Preguntarles a quienes te rodean cómo andan.
- Bailar.
- Reirse de cualquier cosa.

Seguro que hay dos millones de cosas más. Agregá la que te parezca a la lista, así dejo de preocuparme por alguna boludez que seguro me ronda en la cabeza.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Nemat Safavi

"Nemat Safavi es un chico de 19 ó 20 años que está en la cárcel de Ardabil (Irán) desde julio de 2006, cuando tenía sólo 16 años. Fue condenado en septiembre de 2008 a morir ahorcado por ser homosexual (el gobierno iraní incumple así varios tratados internacionales en los que se compromete a no ejecutar a quienes cometan delitos siendo menores) y desde que se promulgó la primera sentencia y mientras llega la ratificación del Tribunal Supremo iraní, que parece inminente, ha sido sometido a programas de reeducación en el penal de Ardabil.

El de Nemat Safavi no es un caso aislado. Otras muchas personas se encuentran o se han encontrado en su misma situación. De hecho, desde 1979 el régimen de los Ayatollah ha asesinado a 4000 gays, lesbianas y transexuales en todo el país. Tampoco es algo que sólo ocurra en Irán, pues son 9 los países con penas de muerte sólo por ser homosexual y 70 en los que existen penas que van de la cárcel a multas y sanciones. Y, por si no hubiera motivos suficientes para reaccionar, tampoco son éstas las únicas barbaridades que se cometen en Irán, sino que éstas van desde mujeres lapidadas por haber sido violadas hasta niños de 8 años mutilados por robar pan.

Hay que hacer algo de inmediato. Los medios de comunicación y los Gobiernos, exceptuando el noruego, están tardando demasiado en reaccionar, pero ya hay numerosas organizaciones y miles de personas en todo el mundo que están denunciando el caso y que se han puesto manos a la obra para crear varias iniciativas que tratan de evitar éste y otros atentados a la libertad y dignidad de las personas, a los Derechos Humanos en general y a los de los niños en particular".





No es mucho lo que podemos hacer, y ya sabemos que injusticias como ésta ocurren a diario en el mundo, pero a lo mejor, por una vez, hay un tiro para el lado de la justicia. 


Se ha propuesto una campaña a favor de Nemat, llamada "los jueves por Nemat", que consiste en llamar o enviar un mail a la embajada iraní para preguntar por su caso, todos los jueves, hasta que se conozca la sentencia. 

Los teléfonos de la Embajada de Irán en Argentina son 11 480 21470 // 11 480 24821 // 11 480 26360.

Las direcciones de correo electrónico son embairan@hotmail.com // embajairan@fibertel.com.ar


También podés firmar acá una petición por su liberación (el botonito aparece además debajo de mi perfil), twitear su historia o unirte al grupo de Facebook de apoyo a Nemat, y ver algunas imágenes en el álbum en Picassa.  

Basta a cualquier tipo de fanatismo. 


 

Me hubiera gustado que me dedicaran...

  • Cartas a Milena (obvio) - Franz Kafka

Algunos libros que me hubiera gustado escribir... Bueno, por lo menos los leí!

  • Rayuela - Julio Cortázar
  • El libro de los abrazos - Eduardo Galeano
  • Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll