martes, 17 de mayo de 2011

Cosas que me hacen detestable para muchos

- Detesto el idioma portugués. No hay manera de que lo soporte, me gusta muy poca música brasileña y estudiar portugués sería la última cosa que haría en mi vida. Perdón, vecinos, no es nada en contra de ustedes, simplemente, no se me da.

- Detesto a los que dicen que en Brasil la gente es alegre "y acá no".  Hacete ver: si vos sos un amargo, bancátela.

- Detesto el carnaval de Río, el de Entre Ríos, el de Catamarca y el de la isla de Belice. No sé, no me importa en absoluto, no me parece alegre, al contrario, me resulta un poquito depre. Los trajes son espantosos, todos llenos de lentejuelas y puaj. Sí me gustaba disfrazarme cuando era chiquita, pero esa es otra historia.

- Detesto a los que quieren apropiarse de las culturas de otros y olvidan por completo que ellos también tienen una cultura de la cual, si abrieran los ojos, podrían aprender varias cosas. Ejemplo: "En China respetan a los viejiiiiitos, no como acá". Te cuento que acá también existe una norma de convivencia que hasta hace un tiempo era socialmente aceptada y HASTA seguida por muchos. En lugar de admirar a los chinos (Dios los tenga en la gloria y Mao no los abandone) agarrá y cedele el asiento del colectivo a la señora esa que no da más de las várices y el colon irritable. No importa si te parece que la vieja tiene mal carácter o si le gusta la sodomía: es un tema de ella, y a vos, simplemente, te hace más mierda de persona darle el asiento sólo "al que te cae bien" o al "viejito con cara de tierno" (acordate de Etchecolatz cuando entraba al Juzgado, parecía un viejito tierno, así que, tené cuidado).
Otro ejemplo: "me compré este poncho en la Feria artesanal de Purmamarca. El sol simboliza la fraternidad, la luna simboliza el amor y la paz"... y cuando vuelven a su ciudad y llegan a una esquina no son capaces de dejar cruzar primero al peatón. ¿Sabías que hay una norma con respecto a eso? Releé el reglamento de tránsito: también es parte de tu cultura y tiene cosas repiolas, boló.

- Detesto a quienes dicen que en este país no se puede vivir y no se los ve nada pero nada mal.

- Detesto a los que dicen que acá a nadie le gusta trabajar, que los argentinos somos vagos y todo lo demás.

- Detesto a las madres que en lugar de decir "NO" a sus hijos en el momento adecuado (es decir, cuando se trata de poner límites), formulan explicaciones de diez minutos o más. Sabelo, querida: depende de la edad, pero apabullar a un nene de tres años con una explicación tan larga no sirve para nada, porque a los treinta segundos dejó de escucharte. Mejor decir "NO", y esperar a que pregunte "¿por qué?". Sé sintética y clara (para eso, tenés que tenerla clara vos).

- Si bien una de mis mejores amigas procede de la puerta del jardín de infantes, detesto las reuniones de la puerta del jardín de infantes. Una amiga dijo "No hay nada más fachista que un grupo de madres de jardín". Y la verdad, creo que tiene mucha razón: "- Maxi le pegó a Shonattan, poooooobre SSShhhhoony, ese Maxi pinta mal desde chiquito". Espantoso. Los pibes se muerden, se empujan, se detestan, y al rato son amigos otra vez. No te metás. Con Clau (mi amiga de la puerta de jardín) nos agarramos una mamúa importante con anís en un cumpleaños mío. Qué querés. Hacían menos diez grados, y volvimos a buscar a las criaturas bien contentas y tentadas de la risa. Por eso es distinto. 

- Voy a ser una vieja de mierda. Voy a ir a recitales hasta que muera (ya tenemos arreglado eso con Dave y Nick) y voy a putear cada vez que trates mejor a tu rottweiller que a tu abuela.

- Vengo re heavy.



 

domingo, 15 de mayo de 2011

La espera trágica

Hay situaciones que detienen el tiempo y la cotidianeidad, generan -aunque sea por unos cuantos días- nuevas rutinas y, como si todo esto fuera poco, nos ponen un cachito frente a la muerte.

Da susto, pero si hay compañía de la buena, el susto hasta puede transformarse en energía. Si la compañía es de 22 personas, y usted es dueño de una clínica, replantee su política de ingreso al nosocomio...

Fueron muchas nueve horas de cirugía (no sólo nueve, porque se multiplican por varias), fue mucho el temor y mucha la ansiedad, pero mediomelón ahí va, recuperándose.

Como todo episodio que forma parte de la vida, está cargado de diversos sentidos, de ternura y hasta de humor.


Daniel dijo "menos mal que terminó, loco, porque me estaba quedando sin chistes".


Si pica, mi amigo, hay que rascarse.


Campamento improvisado.



Usted está aquí. Asegúrese de no olvidarlo, por más que le dé el soponcio. O sobre todo por si le da el soponcio...


Vista aérea.



Comer, hay que comer...


Serie "Patas impacientes"










La nota de humor al fin de la larguísima jornada:  los donantes de sangre, uno (a la derecha de la imagen) que pasó la prueba sin problemas, y el otro, relatando cómo fue que se despertó en el piso (a la izquierda, ¿dónde más?).


El relato de los hechos




El bochorno



La injuria


Una fecha que quedará grabada en nuestros calendarios personales... y en una losa que justo terminaron ese día en casa...

Me hubiera gustado que me dedicaran...

  • Cartas a Milena (obvio) - Franz Kafka

Algunos libros que me hubiera gustado escribir... Bueno, por lo menos los leí!

  • Rayuela - Julio Cortázar
  • El libro de los abrazos - Eduardo Galeano
  • Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll