jueves, 29 de octubre de 2009

A ver si empezamos...

Cuando uno está estancado, no debería preguntarse por qué no avanza, sino cuestionarse cuántas ganas tiene de avanzar y hacia dónde.

Juntar ganas de salir adelante, de hacer algo nuevo, algo bueno, algo distinto: es el deseo lo que nos mueve, y no la queja. Yo soy bastante quejosa, pero me cansé.

Cuestionar aquello que no nos convence, decirle "basta" a alguien, no son cosas sencillas. La rutina se empeña en encarnarse, y no hay que dejarla si implica dolor, molestias, falta de respeto por uno mismo.

Son días complicados estos, varias cosas nos han puesto "en una batidora". Y acá, entre vuelta y vuelta, ayer me encontré pensando "A ver si empiezo a tener ganas de avanzar".

sábado, 24 de octubre de 2009

Concierto subacuático

No sé cuántas dotaciones de bomberos ni cuántos especialistas en efectos especiales hicieron falta para simular una gran tormenta ayer por la noche, lo cierto es que lograron que Charly brindara "el primer concierto subacuático del mundo" (sic). Una sorpresa para su público, ¡y eso que el del cumple era él!

Qué chotos somos, no le regalamos nada...

Lo importante es que le salió perfecto: el agua alcanzó para que lloviera durante todo el show, y los rayos parecían reales; los vendedores estaban felices a la entrada (llegaron a pedir hasta 30 pesos por una bolsa de nylon con botonitos), y radiantes a la salida, cuando ofrecían no solo remeras alusivas "con la fecha, con la fecha", sino lisa y llanamente, "ropa seca".

Y lo cierto es que la sorpresa fue tal que nadie se enojó por su último delirio: bailar abajo de la lluvia tiene cierto efecto relajante y lúdico, y todo eso conformó, en definitiva, el escenario perfecto para un ritual tan primitivo como sagrado: el de una tribu de 30.000 personas, más o menos, homenajeando con el baile a algo tan vital como son el agua y, por supuesto, la vuelta del más grande. 

Emocionante.

miércoles, 21 de octubre de 2009

El loco de mi barrio

Cada barrio tiene su propio loco. El nuestro se llama Carlitos, y hace algunos años insistía en llevarme a bailar al Monumental de Merlo.

Ahora ("que casi no tengo dientes", dice él), ya no me invita a bailar, sino que cuando me ve llegar se para con los brazos en cruz delante de mi auto para que yo frene y le convide un cigarrillo.

No hay manera de hacerle entender que un día no voy a ser yo la que venga, que se va a confundir de auto, y que alguno lo va a dejar estampado en el asfalto. Dice "Sí, sí", pero todas las veces hace lo mismo.

Durante un tiempo iba de casa en casa pidiendo "algo de plata para el bondi, porque se murió mi tía y la velan en... (Hurlingham, Chascomús, Morón, dependía del momento)". Le contamos aproximadamente catorce tías.

A las pocas horas se lo veía caminar por el barrio, tambaleante y un poco borracho.

Él siempre dice que mis hijos están cada día más grandes. Él, detenido en el tiempo, cada día más y más desconectado de la realidad, sueña con hacerse rico cuidando autos en las puertas de los boliches en Navidad o Año nuevo. "Vienen montones de autos", dice, "me hago como una luca en una noche".

Mientras mis hijos crecen, él des-crece.

"¿Te acordás de tu mamá?", me dice.
"¿Te acordás que tu papá sembraba choclos? ¡Qué choclos que me daba don José...!"

Sí, me acuerdo.

Mientras yo crezco, y envejezco, él se instala cada vez más seguro en el trono del reino del pasado, y vuelve allá cada vez que quiere, dueño y señor de su territorio.

Carlitos vive en una infancia eterna, y parece no importarle nada de nada, además de hacerse rico en una noche.

domingo, 18 de octubre de 2009

Madres...

Algunos beneficios que las madres suponen para sus hijos (y no solo para ellos):

Cuando ustedes nacen, nos nace la paciencia. Pero ojito, que todo tiene un límite.

Durante la más tierna infancia, llevamos fuente de aprovisionamiento de alimentos incorporada.

Desarrollamos interesantes habilidades:
- predictivas ("te vas a caer... ¡te lo dije!"),
- curativas ("no es nada, no es nada"),
- de acarreo (no solo somos capaces de cargar un bebé durante horas, sino también todos los implementos necesarios para su confort, a saber: bolso con óleo calcáreo, pañales, perfumito, sonajero, mordillo, cambiador, algodón, toallitas, hipoglós; además de: andador, cochecito, osito, mochilita preferida).


Somos mucho mejores que una multiprocesadora: cortamos, picamos, rallamos, amasamos y cortamos, como decía la publicidad, sin pilas, sin cable, sin piedra.

Constituimos una inobjetable fuente de ingresos para psicólogos y psiquiatras, y su objeto de estudio para infinidad de trabajos científicos relacionados con la culpa, las psicosis, las neurosis.

Muchas felicidades para nosotras en nuestro día.

Uno de mis regalitos: 





En otro orden de cosas, la lectura de la nota especial sobre Charly García en Página|12 de hoy (mmm... lo lamento, no hay link, la actualización del suple Radar se hará recién a las 18), no hizo más que cargarme de pilas para tolerar la semana que entra, sabiendo que el viernes vamos a estar allá, en Vélez, para verlo (y parece que en buena forma, así dicen...).






Por el mismo precio, genial, Los dinosaurios; y además, ¡¡nueva entrada en este blog!!

jueves, 15 de octubre de 2009

Una cosa trae la otra

Fin de semana. Qué lindo es descansar.
Vas a acostarte a dormir la siesta un rato.
Recordás que no colgaste el pantalón que querés ponerte esta noche.
Vas al lavadero.
No. No lo habías pasado por el secarropas.
En el tender del lavadero hay repasadores, decidís doblarlos.
Los guardás.
El repasador que está en uso en la cocina está sucio.
Lo cambiás.
El gato te ve cerca del aparador donde guardás su comida y maúlla.
Cuando abrís el aparador te acordás de que dejaste la bolsa de comida en el auto.
La vas a buscar.
No le vendría mal un lavado al auto (nunca le viene mal al mío). Decidís dejarlo para después.
No, después no, porque le da el sol.
Abrís la manguera y lavás el auto.
Vas a darle de comer al gato.
Hay dos platos para lavar; mientras esperás que coma el gato (para que ningún perro se apiole y le morfe los solcitos y estrellas sabor pescado), decidís lavar los dos platos. Ah, y un vaso.
Suena el teléfono. No, no querés ningún servicio de emergencias.
Volvés a la reposera.
El perro (ofendido, quizás, porque no le dejaste morfarse los solcitos sabor pescado) aprovechó y se acostó en ella.
Lo sacás, pero hay pelos (quizás alguna pulga).
Vas a buscar un trapo para limpiar la reposera.
Teléfono.
Es mentira que me gané un auto, ya lo sé.
Volvés a la reposera.
Te olvidaste el trapo.
Lo vas a buscar.
Limpiás la reposera y te acostás.
Una moto en la puerta.
No, mi hermano no está. No, no está. No sé a dónde fue, no sé a qué hora vuelve. Sí, anoto, pará que busco una birome. ¿Un papel? Ah, sí, acá.
No, le repito que no sé a qué hora vuelve. Sí, le aviso.
Volvés a la reposera.

Ah, cierto, el pantalón que quería ponerme esta noche...



Y así, y así...

AVISOS PARROQUIALES (Como diría La Candorosa...)

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sábado, 10 de octubre de 2009

Feliz cumple, Davu

Alguien espera, abajo. Alguien que no sabe lo que está pasando.
Alguien, no sé, un transeúnte ocasional, alguien que busca el amor, un eterno perdedor, una florista, un colectivero, un taxista... pasan por la puerta de un sanatorio casi a la medianoche, y no piensan en lo que ocurre adentro.

No se detienen a pensar que hay alguien ahí, nada más y nada menos que a punto de tener un hijo.

Mientras tanto, para ella, el mundo está casi detenido en ese instante que parece eterno y que, de todas formas, pasa tan pero tan pronto. 

Algunas lágrimas, un ataque de risa, algunos gritos en la sala, dale, pujá pujá mi amor, vamos que ahí sale.

Al instante, alguien anuncia: "varón, a las cero quince". Y otro alguien (o el mismo, las voces se mezclan) pregunta (es la primera vez de todas las veces, de las miles de veces que alguien va a preguntar esto) "¿cómo se llama tu bebé?".

Y, en medio del llanto, de la risa y de las tres mil indicaciones que le dan: "ponelo a la teta", "agarralo bien", "así no", "a ver el papá, que ayude", "ahora dámelo que lo vamos a revisar", "tené cuidado", ella nombra a su hijo por primera vez. Juega (ya lo hizo una vez, y le gustó), y lo nombra, y prueba: él deja de llorar cuando escucha la voz de ella, al fin y al cabo, ya la conoce.

Pasa un minuto y lo traen de vuelta, mientras el dolor de hace tan solo un ratito se va convirtiendo, poquito a poco, en recuerdo (mi mamá decía que es porque nos olvidamos que nos animamos a traer hijos al mundo otra vez; creo que tiene razón, aunque no sé, porque mucho no me acuerdo :).

"¡Pero qué cacho de bebé, queriiiiiiiida!, ¿eh? cuatro kilos 20 gramos, 50 centímetros".

La noche en que se tiene un hijo es, por lo menos, extraña.

Ambos, 21 años más jóvenes


Tener un hijo es una experiencia que no deja, tampoco, de ser extraña, aun cuando se repite y se repite miles de veces al día (¿cuántos chicos estarán naciendo ahora, en este momento exacto, en todo el mundo?).

Es maravilloso y desgastante, cansador y vivificante. Todo al mismo tiempo.

Y el tiempo pasa volando...

En este exacto momento (uy, ya se fue) pasaron 21 años.

El amor siempre es extraño...

Un cachito de una de tus pelis preferidas cuando eras chiquito (cinta que lograste gastar, literalmente):




Sí, en la familia somos todos medio animalitos. Feliz cumple, Davu hoy sí.

viernes, 9 de octubre de 2009

¿Y vos qué sabías...

con qué te ibas a encontrar...?



Bueno, che. Nada es perfecto.

Feliz NO-cumpleaños, Davu, hoy también.

Tomá, un regalito.


jueves, 8 de octubre de 2009

Festejos davidianos

El criaturo menor, Davu, cumple 21 años el sábado.

No es joda, loco, es mi liberación: voy a tener ya dos hijos mayores de edad, absolutamente capacitados para comenzar a mantenerme, preparados, listos, ya...

Así que van unos días de "Festejos davidianos".

Más allá de sentirme vieja y todas esas huevadas (de las que hoy ahora ya logro reirme, dentro de un rato, probablemente, alguien me encuentre llorando por los rincones mi juventud perdida, mis años mozos, mis hormonas revolucionadas, bah, la vida), lo cierto es que la vida cambia, las cosas cambian, los hijos cambian, se rebelan y crecen (mientras no se reproduzcan en mis dominios, va todo bien).

Lo cierto es que el mundo cambia.

Es el fin del mundo tal como lo conocemos, todos los días.

A ver, si estás sentado: el torso hacia la derecha, un apenitas, rapidito, mientras la cabeza va arriba, abajo, arriba, abajo, rapidito, rapidito, el torso hacia la izquierda, vuelta a la derecha, vamos, vamos...

Si estás de pie: un buen pogo con el jefe o algún compañero de trabajo.

No aplicar si el almuerzo consiste en sopa. No, al menos, con la taza o el plato de sopa en la mano. Después,  todo bien.



Feliz NO-cumpleaños, Davu. Felices últlimos días de dependencia. Todavía estás bajo mi jurisdicción. ja.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Ma

Hoy hubiera sido el cumple número 86.

86 años "no es nada"...

Ahora, diez de ausencia son como mucho...

Me quedan algunos consejos:

"A palabras hipertróficas, oídos peripatéticos"

"Ya que de todos modos vas a tener arrugas, tratá de que te queden las de la risa, y no las del enojo"

Heredé sus dos extremos: su predisposición al buen humor, y al malísimo. La impulsividad y algo de su energía inacabable (hubiera podido poner en funcionamiento una central atómica, pero no arreglaron honorarios...).

Una vez, y este es un recuerdo que compartimos con mis hermanos, no sé por qué, estaba enojadísima, y acuñó una frase insólita que hoy acompaña más de uno de nuestros diálogos:

"Cuando uno está ciego no ve nada"

Decirla y largar la carcajada (a pesar de la furia) fue todo en un solo momento.

Los chicos siempre me critican cuando como: dicen que mi comida se enfría mucho más rápido que la de ellos, que no saben cómo hago. El otro día, Nick quiso comer unos ravioles que yo había dejado. "Imposible, están helados. ¿A vos no te enseñó a comer la abuela? Porque a mí me enseñó, y yo no me olvido: 'empezando de afuera, para adentro, para no quemarse, y para mantener la comida lo más calentita posible'". ("ahhh", dije yo haciendo memoria, "lo recuerdo, para la sopa". A lo que Nick respondió "los conocimientos son extrapolables").

No fue extrapolable su sabiduría para hacer tortilla de papas. Jamás me salió igual. 

Cuando Davu tenía algo así como un año y medio, y lloraba y yo no podía más, ella se lo llevaba a su reposera con un librito de figuras de animalitos: "¿Cómo hace el perrito? ¿Cómo hace la vaca? ¿Y el gato?...". Al instante de estar con "lalá", "el pequeño criaturo", como ella le decía, se mataba de risa.  

Me acuerdo cómo lloré el día que me enteré de que la gente se moría... Y cómo me consoló diciendo "pero para eso falta muuuuuuuuuucho".

Al final, no fue tanto. No es tan larga la vida.

Será que hay que aprovecharla.

En eso estamos.

Algo de las muchas cosas que le gustaban muchísimo:

lunes, 5 de octubre de 2009

Extraño a Berenice

Nada más.
¿Volverá? ¿Con otro nombre, con otra imagen?

Yo creo que sí.
Por ahora, la extraño.

viernes, 2 de octubre de 2009

Hoy

Hoy estoy viva. Quién sabe mañana, quién sabe si el tiempo, quién sabe nada...

Tuve broncas, hoy, que decidí dejar atrás, como se deja atrás lo indeseable.

Ayer falleció la mamá de un amigo. No importa que él tenga 50, yo sé muy bien que hoy se siente huérfano.

La muerte se apersona, cada tanto, y nos hace recordar que allá vamos, qué va...

El lunes, una mujer que en alguna época fue cercana a mí, alguien a quien casi llamé amiga alguna vez, decidió quitarse la vida.

Quitarse la vida, quitarse todo, quitarse de todo.

Dejar dos o tres cosas por ahí,  que son recuerdos durante algún tiempo para alguien, convertirse en recuerdo, y luego en casi nada. Dentro de muchos, muchísimos años, nadie sabrá que hubo una mujer que parió a mi amigo, nadie sabrá que una mujer, un lunes 28 de septiembre, decidió quitarse.

Será por eso, no sé, que siento que es muy tonto morirse en vida. Dejar para después, siempre para después, como si importara tanto el después. ¿A quién le importa?

Dejaré para después otras cosas.

Para hoy, hay cosas más importantes. Este bello regalo que me hizo Cris, por ejemplo, que logró emocionarme muchísimo. Por el regalo, por la dedicatoria, porque viniendo de quien viene...




Eso y lo sagrado, la música. Lo único que uno puede regalarle al dolor de un amigo, lo único que puedo dedicarle a quien decidió quitarse todo y quitarse de todo. 




jueves, 1 de octubre de 2009

Leé bien lo que leés

La noticia aparece en el portal de Yahoo!, pero es de AP, periodismo objetivo, inmaculado e innegociado (?).

Se supone que habla de la internación de Mercedes Sosa en terapia intensiva, pero también "dice" alguna cosita más.


(clic para ampliar la imagen)


Les faltó decir "Ahora dicen que los desaparecidos habrían sido 13.000, o 5.000, 300 ó 1, qué más da. Los organismos de DDHH (que siempre rompen con estos temas) les adjudican a los milicos la muerte o la desaparición -o el afano de estéreos, no sabemos muy bien- a 30.000 disidentes que ahora están viviendo como reyes quién sabe en qué isla del Caribe, tomando sol y daikiris al compás de alguna bachata".

Pero qué turros del ort...


PD: espero que la Negra mejore pronto.


Cambiando un poquito el ángulo de la desinformación, acá tenemos otra joya (de Reuters) publicada también en Yahoo!


(clic para ampliar)


¿Qué gestos habrá hecho Hamas?

¿Gestito de idea?




¿El clásico "sumbudrule"?




¿sacó la lengua?





¿o tal vez...?




Ustedes dirán, yo me nervié un poco con la primera...

Me hubiera gustado que me dedicaran...

  • Cartas a Milena (obvio) - Franz Kafka

Algunos libros que me hubiera gustado escribir... Bueno, por lo menos los leí!

  • Rayuela - Julio Cortázar
  • El libro de los abrazos - Eduardo Galeano
  • Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll