Pero están también esas cosas que, quién sabe por por qué motivos, en algún momento decidimos callar: sentimientos, sensaciones, seguridades varias. No es relevante qué. Lo que importa es que (casi) no importa qué es lo que no se dice. Sabemos que está ahí, escondido en un silencio que habla, a veces a gritos, a veces susurrando...
Me gusta más cuando, por si quedaba alguna duda de que la conexión se había establecido, un testigo voluntario o involuntario lo pone en palabras y dice "Che, ¿me pareció a mí o pasa tal cosa?". Siendo "tal cosa" cualquier cosa: hay onda, no la hay, estaba a punto de matarlo, lo amo, lo detesto, no la soporto.
Es la confirmación de que la comunicación existe.
Esta clase de sensaciones me recuerda esa parte nuestra, bien animal, que se maneja por puro instinto, siguiendo la pista de lo que pasa como por puro olfato.
El inicio de Rayuela es fantástico, e ilustra claramente lo que está tan ahí:
"Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico".
Me encanta lo que "está en el aire". Me sublevo a eso, me rindo, no puedo cambiarlo... Está bueno tener la seguridad de que podemos callar y, al mismo tiempo, decir.Y tampoco es del todo malo saber que hay cosas que no manejamos. ¿Dejarse llevar, sin la necesidad de estar prendidos al timón todo el tiempo? Es genial. Al fin y al cabo, a veces me encantaría tener chofer.
La yapita: un tema del recital de Peter Gabriel en Vélez, del año pasado, al que fuimos "en familia", como dice Halle.
Davu lo encontró casi casi completo, y está bueno revivirlo hoy. Es lindo es saber que, entre todas esas voces, en el aire estaban también las nuestras...Veo las fotos y me parece que fue ayer... Claro, acá está la conexión: aquella vez estaba igual de engripada que hoy, igual de afiebrada que hoy. No todo lo que anda por el aire es bueno: también hay bacterias, microbios y estornudos ajenos.
¿Por qué será que si nos sentimos mal no vamos a trabajar, pero el mal remite inmediatamente si se trata de pasarla bien?
La respuesta está On The Air, amigos.