sábado, 5 de febrero de 2011

Sí, habemus fotus

Sí, había algunas de la inauguración del natatorio. Qué cosa, lo que hacen un par de cervezas...

O tres o más.

En plena obra





 Mi sobrina Daniushka


 Contenta

 La banda del Golden Rocket, o algo así.


 Dr. Nick

Pero qué disloque, vecina.

La negra Milenius

Sono ritornatto. He vuelto. Volví y no sólo no soy millones, sino que estoy cada vez más decidida a ser una sola, porque lo de la esquizofrenia nos estaba llevando por el mal camino.

Dos semanas de descanso, o más bien de otro tipo de cansancio, para volver completamente cambiada: sí, ahora soy negra. Para no andar por ahí diciendo "yo tengo una amiga negra", agarré y me volví negra yo, así hago un testeo de discriminación, y además, algunos de ustedes pueden decir "yo tengo una amiga bloggera negra". En principio había decidido volverme rubia y de ojos verdes, pero parece que para esto último tendría que haber nacido en Suecia, y que viajar a Suecia no alcanza para ser una chica Abba.



Una semana en casa. Ahora tenemos pileta, así que el primer día de vacaciones me metí con un colchón flotador, y como no hubo manera de que pudiera treparme boca arriba a la cosa esa sin perder del todo la dignidad, me acosté boca abajo durante casi una hora. Por supuesto, mi blanca palidez se convirtió en una ampolla rojiza y escamosa esa misma tarde, y a los dos días ya me estaba pelando.

El natatorio se llama Compañero Peralta, por razones que más adelante explicaré, y la inauguración oficial se llevó a cabo el día 23 de enero. No hubo fotos, porque no hubo gente sobria que pudiera sacarlas. Sí hay fotos del memorable día de la instalación (21 de enero), pero tengo un hijo que no las baja del i-pad de mi otro hijo (no soy tonta, sé bajar fotos, pero ambos hijos me dicen que si las bajo a esta compu se rompe la Internet o cosas así).

¿Saben ustedes lo que es una pileta llena con agua recién salidita del pozo?: un cubito de yelo. Eso es. Hubo paros cardíacos y reanimaciones varias, pero todos sobrevivimos gracias a las bebidas espirituosas servidas durante los diversos festejos y al asado que los perros no se robaron.

Para quienes dicen "pero quéhijade...", les cuento que tener una pileta era uno de los sueños de mi vida, que creo que hace aproximadamente cuatro años que venía postergando su cumplimiento por las más diversas razones (impuestos atrasados, heladera quemada, auto en estado de cuasi fundición, deudas y más deudas, ahora no que tengo que pagar esto, ahora no que tengo que pagar lo otro) y que disfruté infinitamente de mi Pelopincho mientras no pude tener otra cosa, porque en mi vida anterior fui pez, sirena o fósil submarino, no lo sé, pero amo tanto el agua que hasta me gusta lavar los platos.

Acá entra el compañero Peralta y también un cacho de emoción y agradecimiento, porque a su manera, tuvo que ver en parte con que yo tomara esta decisión. Si decidimos llamar al natatorio "Compañero Peralta" y no "Señor Peralta" como había pensado yo en un principio es porque, como no podía ser de otra manera, Peralta era peronista. En fin, algún día les contaré más sobre él.

El día que vinieron a instalarla imaginé tres millones de tragedias distintas: no vienen, me roban la plata que ya les pagué y no vienen; lloverá, todo el día lloverá, y vendrán a colocarla quién sabe cuándo; cuando la bajen, se va a romper; cuando hagan el pozo van a descubrir un dinosaurio vivo en el fondo de mi casa y van a venir TN y Susana y hasta Rolando Graña y no la van a colocar, y a mí que carancho me importa un dinosaurio vivo si yo quiero meterme a mi pileta; cuando la instalen se va a romper... y así y así. Nada de eso sucedió.

(¿Por qué Graña pone cara de misterioso? ¿O es de Top Model?)

Y después de esto, cinco días en el río Carapachay, en el Delta, con el fin de completar los requisitos para lograr la aprobación de negrura bajo normas ISO 90010 y ser una negra con todas las letras.

Cosa curiosa: la mayoría de la gente adulta no se baña en el río. Así como ocurre con muchos que van a la playa, que se retuestan planchados sobre la arena, la mayoría de los grandes evita meterse en el río: que el fondo de barro, que el pelo sucio, que las mojarras o que no sé qué, la cuestión es que el río está lleno de párvulos y Milenius (que tienen una parte que jamás crece), con la sutil diferencia que en el Tigre hace más o menos la misma temperatura que hace en la ciudad, o sea, te derretís. Un pecado, qué sé yo. 

Ya habrá fotos, porque las de Tigre serán a la vieja usanza: o sea, hay que esperar el revelado. Cosa antigua, ¿no? Pero salen más lindas. Y yo me olvidé la cámara.

Me hubiera gustado que me dedicaran...

  • Cartas a Milena (obvio) - Franz Kafka

Algunos libros que me hubiera gustado escribir... Bueno, por lo menos los leí!

  • Rayuela - Julio Cortázar
  • El libro de los abrazos - Eduardo Galeano
  • Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll