miércoles, 30 de marzo de 2011

Alerta de spoiler: te cuento cómo termina esa historia



Si tenés un amante que te dice que pronto va a dejar a su mujer, que por ahora no puede por los chicos o porque ella es depresiva, ALERTA DE SPOILER: te está cagando, no va a dejar a nadie y la única perjudicada vas a ser vos.

Si tenés un amigo que sólo te habla si vos lo llamás, y que cada vez que le proponés verlo te dice "Esta semana estoy muy enquilombado, pero la próxima, seguro" y esa semana no llega nunca, ALERTA DE SPOILER: tu supuesto amigo no tiene el más mínimo interés en verte, buscate otro amigo o un perro.

Si tenés un marido al que no soportás y no te separás por los chicos o porque él es depresivo o porque vos sos depresiva y te da un cagazo bárbaro la soledad, ALERTA DE SPOILER: te compraste el título de infeliz, y encima lo vas a pagar en (carísimas) cuotas (obvio que esto vale también para hombres que tienen una mujer y etcétera).

Si tenés un jefe que te promete que pronto van a reconocer cuánto valés para la empresa y después sólo te lo reconocen con lindas palabras o ni siquiera eso, ALERTA DE SPOILER: no te van a aumentar nunca el sueldo, y si te lo aumentan dos pesos es porque el kilo de milanesas aumento diez.

Si te prometés una y otra vez que esta vez será la definitiva, que ahora sí vas a empezar con eso que tanto querés hacer y no cambiás ni las sábanas de la cama, ALERTA DE SPOILER: vas a terminar depresiva.

Si fuera tan fácil predecir algunos finales...

Pero no. Cuando uno mismo es el protagonista de la historia el apuntador se perdió, al guión se le cayó un litro de café encima, quedó ilegible y no sabemos cómo sigue todo, cuál es la respuesta correcta ni cuál la línea de texto que nos llevará triunfantes a caminar por la alfombra roja para ganarnos el "premio al no tan salame".  

Y cuando creemos (y esto es lo peor, che, porque se suponía que uno cumplía años y ganaba en experiencia, sabiduría y conocimiento, y parece que respecto de varias cuestiones no es tan así), cuando creemos saber no todo pero sí unas cuantas cosas, ¡zácate! se nos cae el decorado y en lugar de caminar relajadamente por el parque estamos en una persecución al más puro estilo Indiana Jones.

Lo bueno está en animarse a cambiar finales predecibles e inventarse algunas nuevas tramas para que no todo sea tan aburrido ni trillado, para salirse aunque sea un poquito hacia los márgenes del esquema nacer-crecer-reproducirse-morir.

Total, hay un final que nos sabemos todos. Y hasta que llega, hacemos lo que podemos.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Un as en la manga

No sabemos de cuánta energía disponemos. Sería bueno, creo, un medidor, un tester, digamos, que nos permitiera saber, cuando nos estamos quejando (no doy más), si de verdad estamos agotados o si simplemente nos estamos dejando llevar por las ojeras que nos muestra el espejo.

Los días movidos nos obligan a bailar, y no saber de qué va el paso es un pequeñísimo detalle a la hora de salir a la pista, muchachos, y ahí vamos: a laburar, a hacer horas extra, a acarrear alguna que otra bolsa, a acompañar al médico a un amigo, a tolerar alguna que otra iniquidad por parte de un alguien que -querido o no- nos tira una bolsa de vegetales podridos encima de la bolsa que ya acarreamos. Y si de acarrear se trata, las cosas que ya traemos "por defecto" (los pequeños o enormes defectos de familia, digamos, que pesan y cómo) nos hacen funcionar a veces como una rueda cuadrada. Y sin embargo, ahí vamos, otra vez, y dale que va, y una más. Cuesta arriba o cuesta abajo, y como si de un sistema operativo de computación se tratase, cada día nos agregamos nuevas funcionalidades. No es joda. Yo todos los días bajo una versión nueva de mí misma, mal que me pese. Algo así como una monguis 2.0, ponele.

No sabemos cuánto podemos hacer hasta que empezamos a hacer. Bla.

Me hubiera gustado que me dedicaran...

  • Cartas a Milena (obvio) - Franz Kafka

Algunos libros que me hubiera gustado escribir... Bueno, por lo menos los leí!

  • Rayuela - Julio Cortázar
  • El libro de los abrazos - Eduardo Galeano
  • Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll