Hay pastillas para la presión, la ansiedad, el dolor de muelas, el dolor menstrual, el síndrome de desatención de los chicos (no, no hay adultos "desatentos", parece), para dormir, para despertarse, para adelgazar, para engordar y también para animarse si uno anda abandonado por la energía. No olvidemos a la estrella de la década: el ataque de pánico.
Los laboratorios no dan abasto: todos los días ¿aparece? una enfermedad nueva a la que pronto, muy pronto, le encontrarán cura.
Yo me pregunto, y te pregunto: ya que hay sentimientos y valores que no vienen en frasquito, ¿no será hora de cambiar individualismo por empatía, egoísmo por solidaridad, "ombliguismo" por sentimiento de humanidad?
Tanta conciencia ecológica que nos quieren vender, y ni se nos ocurre pensar que ni por casualidad vamos a respetar a un delfín o una ballena si no empezamos por respetar nuestra propia vida, que es, en definitiva -y si logramos establecer empatía con el género humano- también la de quien tenemos al lado: la amiga, el compañero de trabajo, la señora que limpia y el portero. O tal vez que eso, ponerse a defender la vida de los delfines, por ejemplo, no es más que una actitud que nos permite mirarnos al espejo y convencernos de que estamos haciendo algo por el mundo, mientras tratamos por todos los medios de evadir la responsabilidad que nos cabe cuando el vecino nos necesita.
Me acordé, en este preciso instante, de un excelente post de Verito, "¿Por qué es más fácil amar a la humanidát entera que a Juan de los Palotes?".
También se me ocurre: ¿no se aliviaría más de una de aquellas enfermedades, si nos replanteáramos algunas de nuestras actitudes? Digo, por eso de saber que si me pasa algo voy a tener alguien al lado que me dé una mano, lo cual me obliga a dar la mano si alguien necesita algo... ¿No nos haría sentir más contenidos, menos solos, menos vulnerables?
No sé, digo. No me digas que soy una ingenua. Eso ya me lo dijeron.
19 comentarios:
No, no sos ingenua.
Yo no estoy de acuerdo con creer que una pastillita te soluciona la vida. Sí la tomo si me la receta un médico porque tenga algo.
No soy ducha en la materia ni psicóloga pero creo que muchas enfermedades son producto de algo que nos desequilibra emocional o psicológicamente.
Pero cada uno enfrenta la vida como puede o le sale.
Oiga, ¿dónde consigo la pastilla para amar a los Delfines? ¿la de amar al prójimo, me servirá para esto también?...¡¡vengo meta y meta recorriendo farmacias y en ninguna consigo!!
Mecachendié!!
Saludos!
Absolutamente de acuerdo...Todo mi respeto a los miembros de Greenpeace, pero más respeto al conductor que se detiene sencillamente porque el que viene por la derecha tiene el paso, o al que es capaz de postergar su relax para levantarse en un colectivo para dejarle el asiemto a una señora con un bebé...o simplemente a quien levanta el teléfono para saber cómo está su mamá sin dejarla sin noticias semanas enteras...No es tan difícil me parece...
Hay que distinguir al que ama a los delfines desde un fondo de pantalla, del que se dedica a ellos poniendo el cuerpo, porque es la misma diferencia que se da entre quien ama a Juan de los Palotes desde la hipocresía y quien lo atiende si lo encuentra maltrecho en la calle. En ambos casos, los segundos tienen más en común entre ellos que con los primeros. El tema es qué clase de sangre nos corre por las venas, si una con amor y sentido común, o si es pura gaseosa sin glóbulos... esa que después pide al laboratorio que le venda algún placebo que le haga sentirse vivo.
Y entre los 3 negocios que más plata mueven en el mundo encontramos la salud y el tráfico de animales...
Alicia: sí, cada uno hace su vida como puede. Lo que me intriga es si no deberíamos dedicarle algo más de esfuerzo a algunas cosas que, en definitiva, son importantes para todos.
¡Besos sin pastillas!
Candorosa: no se confunda de pastillita, doña, ¡¡¡so pena de convertirse en una adicta al atún dolphin save!!!
besos
Gla: cierto. Para muchas cosas el tiempo corre en contra, tanto de los bienintencionados como de los indiferentes.
¡Abrazos!
Unser: exactamente, don, qué clase de sangre nos corre por las venas. Ahí está la diferencia (que no es únicamente A o B o O, usted me entiende).
Besos.
Gurisa: algo habrán hecho esos animales, :)
Y algo habremos hecho para "enfermarnos" tanto.
besotes.
Creo que la enfermedad que no tiene pastillita, todavía, es el ombliguismo, justamente, porque sería un contrasentido eso de tomar una pastillita mirándose al espejo para curarse de... eso mismo, justamente: mirarse al espejo todo el tiempo! (un espejo amplificado, seguro, también) ;-)
Entre nos, pienso que el hombre es un bicho bastante deforme, sabe, Milenius. No está bien hecho, algo le anda suelto en la sesera... por eso le cuesta -nos cuesta, me cuesta- recordar que la forma más eficaz de salir de la depresión, de la angustia o del pensoteo contra natura, es hacer algo por otro: tenemos que dejar de sentirnos el ombligo del mundo, dejar de cargar fondos de pantalla con delfines, y salir al mundo real a hacer algo por alguien. Algo simple y rotundo por alguien concreto. Como bien decís: el portero, la señora que limpia, la familia, los amigos, los hijos.
Greenpeace es genial, pero está a años luz de la vecina de al lado que necesita una mano, no?
Besos.
BTW: gracias por mencionar el post! Me puse colorá. =)
Verito: sí, el hombre, y la mujer también :)
Ahora en serio: es muy verdad lo que decís, y me siento en la obligación de aclarar que lejos estoy de juzgar a nadie. Como todos, me descubro algunas miserias que no me gustan. Lo que me parece válido es tratar, justamente, de vernos y de ver alrededor.
El ombliguismo es necesario, en un punto, para poder hacer esa reflexión. Si uno no se mirara, no podría. Claro que sin exagerar, para evitar, de tanto mirarnos el ombligo, sentir que la pelusa que tenemos es una obra de arte...
¡Besos! (y de nada, por favor).
Ay Mile, estos ecologistas de sofá, estos revolucionarios de sofá, estos...y hay tantos de sofá, o de café con leche como dice mi padre.
Esos mismos le tiran pedos en la cara a la gente que necesita un asiento en el colectivo y yo, yo...bueno, me agarra lo que a vos...me nervio (te uso el término que es fabuloso) y pego unos gritos que ni te cuento...DEALÉN EL ASIENTO MANGA DE INSENSIBLES DE LA CABEZA, en fin...ya me han mandado a la m........muchas veces, no sé, siento que colaboro, no será mucho pero en fin.
Besísimos para vos.
juas, Abru. Me encantó "insensibles de la cabeza".
Sí, la insensibilidad pasa por un bocho que no hace más que pensar que uno es lo más de lo más importante del mundo y el otro que se arregle. Nérviese con gusto, doña, que las palabras están para usarlas.
¡Abracísimos!
En esta casa cuando uno de nosotros se enferma entre todos nos ayudamos a entender qué parte del alma duele y vamos buscando las causas emocionales. Y después tengo mis secretos de expresión y voilá! Raramente entran los remedios!
Yo creo, quizas tambien sea una ingenua, que si cada uno hiciera un cambio en su pequeño mundito, y cuidara a quien tiene al lado, y se cuidara un poco de lo que dice, y ejercitara la coherencia, con solo eso, todo sería mas facil.
Sin pretender hacer grandes cosas, tan solo lo chiquito que le cabe a cada uno, con quien tiene al lado. Sería una cosa multiplicadora, y si, creo que sería en el conjunto un mundo mejor.
Es lo que me propuse desde hace un tiempo atras, y me rijo por un solo principio: no le hago al otro lo que no me gusta que me hicieran a mi, y le hago al otro lo que me gustaría recibir yo. Desde un pensamiento hasta una sonrisa.
No se si mi pequeño acto diario se nota o es poco o mucho, pero a mi me hace bien.
No es que antes fuera una guacha de aquellas, pero ahora creo que soy mejor.
Mi contribución para mi paso por este mundo: hacerle la vida mas sencilla a los que tengo alrededor.
supongo que es un ida y vuelta, y de alguna manera volverá.
un beso
Abril: seguro que les va mejor que llenándose de pastillitas.
Acá las evitamos por todos los medios, salvo caso excepcional.
Besos.
Ana: exactamente a eso me refiero. Pero hacer ese cambio en nuestro pequeño mundito, como vos decís, a veces cuesta un poco, y yo creo que hay que apuntar a eso, a no pensar en "y bueno, no me sale, che" y quedarnos ahí.
Todos queremos viajar sentados en el colectivo, el tema es saber darnos cuenta (y para eso hay que esforzarse un cacho) si alguien necesita el asiento más que nosotros. Y así con todo lo demás, ¿no?
Besos.
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