martes, 5 de febrero de 2013

Se me tuerce la boca así

Se me tuerce la boca como cuando veo una cucaracha o uno de esos bichos raros a los que no conozco pero me da asco, no por prejuiciosa sino por precavida. Como cuando me da asco una comida: es fija que, si por casualidad llego a probarla, me hace mal. Así me está pasando con cierta gente. Si llego a conocerla un poco más, vomito.

Ya me resulta intolerable una oposición con tanto insulto a flor de labios y tan poca perspectiva de sociedad, tan a contramano de la voluntad política de la mayoría (léase "tan a contramano de la democracia"), tan gorila, tan golpista, tan egoísta, tan BERRETA. Me dijo un tocayo de apellido "El liberalismo es la manifestación política del egoísmo", y siento que no queda más remedio que rendirse a las evidencias.

No es que no entienda no estar de acuerdo con un gobierno, ¿eh? Me pasó a mí, nos pasó a muchos con otros gobiernos y sólo nos quedó una opción posible: esperar. Quejarnos pero esperar. Llorar de bronca, pero esperar. Putear en idiomas desconocidos, pero esperar. No tener trabajo pero esperar. Votar y esperar, volver a votar y esperar. Siempre esperar. Y ahora resulta que cuando hay un gobierno con el que acuerdo, viene la oposición y no quiere esperar nada, escupe, putea e insulta; demuestra puerilmente una voluntad democrática casi nula, llora porque... ¡Porque no le falta nada, la puta madre, por eso llora!

Y no, ¿sabés qué? Es como el juego de la silla.Y ahora que me tocó sentarme, no pienso moverme ni aunque venga el matonazo del grado a sacarme de prepo. Quiero defender lo que es mío, lo que me gané a fuerza de votar y esperar, putear y esperar.

Al que esgrime argumentos del tipo "son todos chorros", "ya vas a ver cuando abras los ojos" le ruego que haga la denuncia que corresponda por los hechos ilícitos que conozca, y que ya estoy grande como para no saber qué pasa cuando abrís los ojos: te despertás, boludo, cosa que no te vendría nada mal.  

miércoles, 25 de enero de 2012

Consejos para amas de casa como sho

Hola, vecina, te tuve abandonada por un tiempo pero acá volví en mi faceta "Chica Utilísima del mes". Sí, como en los McDonald's, pero en lugar de una foto tuya toda maquishada y estridente de felicidad en una sonrisa impecable, aparece el sho ese que se esconde tras los muros (sordos ruidos) del nuevo feminismo y LRPMQLRMP. Es algo así:



Para ser un ama de casa como yo, que soy ama de casa tiempo completo, correctora tiempo completo y "madre toda la vida" (perdón, pero no puedo dejar de citar irónicamente a una ex suegra que, a los 35 años de su criaturo respondió eso a mi comentario: "está grande el nene para que le diga que tiene que salir del sol..."); vuelvo... Para ser un ama de casa como sho basta seguir algunos consejos que, dentro de su aparente sencillez, esconden la complejidad de un trabajo fino y delicado, casi de artesana, te digo.

1) Si vas a desteñir ropa, desteñila de manera creativa. Si asumiste que "no va a pasar nada" y usaste lavandina cerca de algo que destiñe (o sea: cualquier cosa) y te mandaste un moco, no desesperes. Agarrá la prenda, despedite de su color original, estrujala un poco y atala con gomitas. Volvé al viejo y querido batik, dales forma a esas manchas incriminadoras y demostrá tu creatividad (no te olvides de que las mujeres siempre tenemos que andar demostrando algo cuando hacemos algo. No se trata de ser creativas porque sí, ni de hacer algo porque tenemos ganas. No. Hay que demostrar todo el tiempo cuántas sabidurías tenemos escondidas).

2) Otra de ropa: si tenés que lavar cortinas blancas o color cremita y una remera azul, procurá poner las dos cortinas en la misma tanda con la remera, y no, como le pasó una vez a alguien que yo conozco (????), que puso una cortina, una remera azul, etc., y dejó la otra cortina (del par, se entiende) para el siguiente lavado, con tanta mala suerte que cayó con una remera rosa. El resultado no deja de ser sorprendente. Sorprende que a esta edad esa persona sea tan pasguata; sorprende la facilidad con que sigue mandándose el mismo moco una y otra y otra vez; sorprende que ella piense que un día estas cosas no le van a suceder más.

No te quiero atosigar, vecina. Andá practicando esto y ya pronto nos veremos con nuevos consejitos, nuevos tips y camadas enteras de paparruchadas que no le interesan a nadie pero sin las cuales, desgraciadamente, parece que no podemos vivir.

Besos y hasta la próxima.

viernes, 14 de octubre de 2011

Densa

Se levantó temprano, con el único apuro de serle fiel a la costumbre, una vez más.

- No sabría decirte, dijo, y entonces para qué hablás, digo.

Estoy cansada a veces de ser yo. Soy extenuante para mí misma. Me hartan mis manías, mis miedos y que el flequillo a veces me haga parecerme a Calculín. Me cansa mi eterna paciencia para lo insoportable y mi ansiedad para tener ya aquello que merece ser esperado. 

Se cansa de que todo el mundo tenga algo para decir cuando ya tomó la decisión y está haciendo algo, y que todo el mundo calle cuando es evidente que no sabe para dónde rajar. La vida por el consejo acertado que no llega. 

No quiero querer para mí lo mismo que desea todo el mundo, y más de una vez no puedo zafar y me da odio.

No quiero ser mediocre, berreta, insulsa, patética, obvia, previsible; pero tratar de ser todo lo contrario es terriblemente cansador y no garantiza ningún resultado.

Cuando veo mis propios defectos en los demás me pongo como loca: "No puede ser que XXXX sea tan salame". Obvio, no puede ser que XXXX sea tan salame porque para ser tan salame estoy yo.

En google + me piden que dé una definición "para demostrar que eres Milena". ¿Qué otra cosa podría poner?: "Soy yo, lo juro. Además, ¿quién se disfrazaría de mí?".

Hoy vamos a ver a Clapton. Yeah.




 




miércoles, 24 de agosto de 2011

366

Esta es la entrada 366. Digamos que mi blog cumple un año bisiesto de entradas.

Están los que necesitan mucho para festejar, están los que necesitan nada y estoy yo, que me inventé un imposible tema de conversación y agarro y te lo cuento y no festejo un pomo, pero no me digas que el número en el título no te llamó la atención.

Pronto tenemos serie de recitales: Chilli Peppers, Eric Clapton, Peter Gabriel y no sé, creo que nada más, porque nos preparamos para el verano, la pile, las visitas a la nueva casa (ahí estamos, ahí estamos, construyendo). Lo único que me mantiene despierta por estos días es la posibilidad de la primavera y el verano.

Y sobre todo sobre todísimo, me preparo para que se termine este año de mierda.




No quiero ser injusta, porque estoy haciendo mil cosas, muchas que jamás pensé que alguna vez iba a poder hacer. Pero bueno, algunos aspectos, algunos días, superan a otros.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Cuentos de por estos días

Cuentan por ahí que hay dos tipos de pobres: los que viven en la India o en Sudáfrica, que son bellos, trabajadores, merecedores de toda la atención de los gobiernos y los organismos de derechos humanos; y los nuestros: pobres malolientes, vagos, castigables, incorregibles. 

Cuentan por ahí que todos debemos preocuparnos por aquellos pobres bellos, porque son los olvidados del planeta; y que los nuestros sí merecen bastante de nuestro desprecio y desconfianza justamente porque no se bañan, o no sé qué, pero tienen mal olor. Además, dicen por ahí también, que si no trabajan es porque no quieren. Que cuando alguien busca una persona que le corte el pasto, un albañil, un sereno, estos gronchos no quieren trabajar. O quieren, sí, pero piden barbaridades de dinero, o se quedan con el plan que, finalmente, pagamos todos. Cuentan que a nuestros pobres no habría que darles nada, justamente por vagos y malolientes. Porque no tienen cultura, como sí tiene el pobre de la India, que no toca una vaca aunque muera de hambre. ¿Sabés por qué? Porque tiene cultura. No como los nuestros, que no tienen (y por lo tanto no merecen) nada.


¿Será por eso el enojo de muchos por estos días? Porque quién te dice, por ahí dentro de mucho, el hijo pobre del más pobre de todos esos pobres un día levanta su casa con un subsidio que le otorga el gobierno, o termina una carrera universitaria y, aunque deja de oler mal, capaz se convierte en presidente y sigue gobernando pensando en los pobres.
  

martes, 17 de mayo de 2011

Cosas que me hacen detestable para muchos

- Detesto el idioma portugués. No hay manera de que lo soporte, me gusta muy poca música brasileña y estudiar portugués sería la última cosa que haría en mi vida. Perdón, vecinos, no es nada en contra de ustedes, simplemente, no se me da.

- Detesto a los que dicen que en Brasil la gente es alegre "y acá no".  Hacete ver: si vos sos un amargo, bancátela.

- Detesto el carnaval de Río, el de Entre Ríos, el de Catamarca y el de la isla de Belice. No sé, no me importa en absoluto, no me parece alegre, al contrario, me resulta un poquito depre. Los trajes son espantosos, todos llenos de lentejuelas y puaj. Sí me gustaba disfrazarme cuando era chiquita, pero esa es otra historia.

- Detesto a los que quieren apropiarse de las culturas de otros y olvidan por completo que ellos también tienen una cultura de la cual, si abrieran los ojos, podrían aprender varias cosas. Ejemplo: "En China respetan a los viejiiiiitos, no como acá". Te cuento que acá también existe una norma de convivencia que hasta hace un tiempo era socialmente aceptada y HASTA seguida por muchos. En lugar de admirar a los chinos (Dios los tenga en la gloria y Mao no los abandone) agarrá y cedele el asiento del colectivo a la señora esa que no da más de las várices y el colon irritable. No importa si te parece que la vieja tiene mal carácter o si le gusta la sodomía: es un tema de ella, y a vos, simplemente, te hace más mierda de persona darle el asiento sólo "al que te cae bien" o al "viejito con cara de tierno" (acordate de Etchecolatz cuando entraba al Juzgado, parecía un viejito tierno, así que, tené cuidado).
Otro ejemplo: "me compré este poncho en la Feria artesanal de Purmamarca. El sol simboliza la fraternidad, la luna simboliza el amor y la paz"... y cuando vuelven a su ciudad y llegan a una esquina no son capaces de dejar cruzar primero al peatón. ¿Sabías que hay una norma con respecto a eso? Releé el reglamento de tránsito: también es parte de tu cultura y tiene cosas repiolas, boló.

- Detesto a quienes dicen que en este país no se puede vivir y no se los ve nada pero nada mal.

- Detesto a los que dicen que acá a nadie le gusta trabajar, que los argentinos somos vagos y todo lo demás.

- Detesto a las madres que en lugar de decir "NO" a sus hijos en el momento adecuado (es decir, cuando se trata de poner límites), formulan explicaciones de diez minutos o más. Sabelo, querida: depende de la edad, pero apabullar a un nene de tres años con una explicación tan larga no sirve para nada, porque a los treinta segundos dejó de escucharte. Mejor decir "NO", y esperar a que pregunte "¿por qué?". Sé sintética y clara (para eso, tenés que tenerla clara vos).

- Si bien una de mis mejores amigas procede de la puerta del jardín de infantes, detesto las reuniones de la puerta del jardín de infantes. Una amiga dijo "No hay nada más fachista que un grupo de madres de jardín". Y la verdad, creo que tiene mucha razón: "- Maxi le pegó a Shonattan, poooooobre SSShhhhoony, ese Maxi pinta mal desde chiquito". Espantoso. Los pibes se muerden, se empujan, se detestan, y al rato son amigos otra vez. No te metás. Con Clau (mi amiga de la puerta de jardín) nos agarramos una mamúa importante con anís en un cumpleaños mío. Qué querés. Hacían menos diez grados, y volvimos a buscar a las criaturas bien contentas y tentadas de la risa. Por eso es distinto. 

- Voy a ser una vieja de mierda. Voy a ir a recitales hasta que muera (ya tenemos arreglado eso con Dave y Nick) y voy a putear cada vez que trates mejor a tu rottweiller que a tu abuela.

- Vengo re heavy.



 

domingo, 15 de mayo de 2011

La espera trágica

Hay situaciones que detienen el tiempo y la cotidianeidad, generan -aunque sea por unos cuantos días- nuevas rutinas y, como si todo esto fuera poco, nos ponen un cachito frente a la muerte.

Da susto, pero si hay compañía de la buena, el susto hasta puede transformarse en energía. Si la compañía es de 22 personas, y usted es dueño de una clínica, replantee su política de ingreso al nosocomio...

Fueron muchas nueve horas de cirugía (no sólo nueve, porque se multiplican por varias), fue mucho el temor y mucha la ansiedad, pero mediomelón ahí va, recuperándose.

Como todo episodio que forma parte de la vida, está cargado de diversos sentidos, de ternura y hasta de humor.


Daniel dijo "menos mal que terminó, loco, porque me estaba quedando sin chistes".


Si pica, mi amigo, hay que rascarse.


Campamento improvisado.



Usted está aquí. Asegúrese de no olvidarlo, por más que le dé el soponcio. O sobre todo por si le da el soponcio...


Vista aérea.



Comer, hay que comer...


Serie "Patas impacientes"










La nota de humor al fin de la larguísima jornada:  los donantes de sangre, uno (a la derecha de la imagen) que pasó la prueba sin problemas, y el otro, relatando cómo fue que se despertó en el piso (a la izquierda, ¿dónde más?).


El relato de los hechos




El bochorno



La injuria


Una fecha que quedará grabada en nuestros calendarios personales... y en una losa que justo terminaron ese día en casa...

Me hubiera gustado que me dedicaran...

  • Cartas a Milena (obvio) - Franz Kafka

Algunos libros que me hubiera gustado escribir... Bueno, por lo menos los leí!

  • Rayuela - Julio Cortázar
  • El libro de los abrazos - Eduardo Galeano
  • Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll