Mientras me obliguen a atrincherarme en contra de mi propia clase,
no. No voy a hablar de López, ni de la corrupción del gobierno anterior, ni de
lo que faltó, ni de lo que se hizo a medias.
A mí, oblígame a hablar de todo eso cuando te falte el
trabajo, cuando no tengas qué darles de comer a tus hijos, cuando no tengas que
vivir de prestado.
Y no quiero que se me pase la indignación, no quiero que
mengüe, no quiero olvidarme. Porque no hay nada más burgués que la comodidad de
un sillón desde el que critico al que hizo algo por no haberlo hecho todo.
No voy a hablar de López con vos, que vas dos veces por año
a Europa y tres o cuatro a Brasil, pero decís que te llegó una factura muy alta
de gas o de luz y que eso es indignante. Pagala. Pagala porque es lo justo,
porque es lo que quisiste aunque votaras a otro. Pagala vos, pero vos, que
podés pagarla, peleá para que no la pague el que hoy no tiene plata para el
boleto.
No voy a hablar de corrupción con vos; no hasta que dejes de
levantar ese centavo que encontraste en el piso “porque no es mío”. No hasta
que dejes de coimear canas cuando te pasaste un semáforo en rojo; y te defendés
diciendo que el Estado debe dar el ejemplo. Sí, es lo deseable, que el Estado
dé el ejemplo. Pero si no lo hace, hacelo vos, porque vos también sos el
Estado, entonces si te corresponde una multa, vas y la pagás, y cuando la vas a
pagar decís “Esto que hago yo debería hacerlo el Estado”. Hacés eso y te
filmás, con esa lógica de selfie que lo invade todo, y lo mostrás en todas las
redes sociales.
No discuto con vos si todo es lo mismo o son todos iguales;
no hasta que vos demuestres que sos distinto, o hasta que te empieces vos a cambiar algo. Porque estamos en el mismo barro
hoy, entonces quiero discutir de igual a igual algunas cosas. Y si son todos
iguales y eso te harta, te quiero al lado mío en la plaza, te quiero en la
protesta, no te quiero en la queja al pedo. Y no te olvides de lo más
importante: te quiero. Puedo discutir hasta el hartazgo, pero te quiero porque
somos iguales, aunque vos desde tu sillón pienses que hay que cambiar todo pero
no te movés de ahí. Te quiero porque aunque ahora creas que son todos lo mismo
y blablablá, un día te va a pasar como a otros, y te vas a quedar sin laburo y
te vas a dar cuenta de que no te queda más remedio que quererme al lado tuyo
para pelearla juntos. Es la única manera de cambiar algo, ya que tanto se habla
de cambiar.
3 comentarios:
Lo leí dos veces ...admiro a las personas, que pese a todo, pueden construir puentes.
Es un objetivo... No siempre se puede o se tienen ganas.
Gracias por la visita, Ale.
Abrazo.
Hablemos de las monjas.
Mentira, es broma.
Es cierto lo que decís, pero qué lejos estamos de cambiar, al menos así lo siento yo.
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