miércoles, 25 de enero de 2012

Consejos para amas de casa como sho

Hola, vecina, te tuve abandonada por un tiempo pero acá volví en mi faceta "Chica Utilísima del mes". Sí, como en los McDonald's, pero en lugar de una foto tuya toda maquishada y estridente de felicidad en una sonrisa impecable, aparece el sho ese que se esconde tras los muros (sordos ruidos) del nuevo feminismo y LRPMQLRMP. Es algo así:



Para ser un ama de casa como yo, que soy ama de casa tiempo completo, correctora tiempo completo y "madre toda la vida" (perdón, pero no puedo dejar de citar irónicamente a una ex suegra que, a los 35 años de su criaturo respondió eso a mi comentario: "está grande el nene para que le diga que tiene que salir del sol..."); vuelvo... Para ser un ama de casa como sho basta seguir algunos consejos que, dentro de su aparente sencillez, esconden la complejidad de un trabajo fino y delicado, casi de artesana, te digo.

1) Si vas a desteñir ropa, desteñila de manera creativa. Si asumiste que "no va a pasar nada" y usaste lavandina cerca de algo que destiñe (o sea: cualquier cosa) y te mandaste un moco, no desesperes. Agarrá la prenda, despedite de su color original, estrujala un poco y atala con gomitas. Volvé al viejo y querido batik, dales forma a esas manchas incriminadoras y demostrá tu creatividad (no te olvides de que las mujeres siempre tenemos que andar demostrando algo cuando hacemos algo. No se trata de ser creativas porque sí, ni de hacer algo porque tenemos ganas. No. Hay que demostrar todo el tiempo cuántas sabidurías tenemos escondidas).

2) Otra de ropa: si tenés que lavar cortinas blancas o color cremita y una remera azul, procurá poner las dos cortinas en la misma tanda con la remera, y no, como le pasó una vez a alguien que yo conozco (????), que puso una cortina, una remera azul, etc., y dejó la otra cortina (del par, se entiende) para el siguiente lavado, con tanta mala suerte que cayó con una remera rosa. El resultado no deja de ser sorprendente. Sorprende que a esta edad esa persona sea tan pasguata; sorprende la facilidad con que sigue mandándose el mismo moco una y otra y otra vez; sorprende que ella piense que un día estas cosas no le van a suceder más.

No te quiero atosigar, vecina. Andá practicando esto y ya pronto nos veremos con nuevos consejitos, nuevos tips y camadas enteras de paparruchadas que no le interesan a nadie pero sin las cuales, desgraciadamente, parece que no podemos vivir.

Besos y hasta la próxima.

8 comentarios:

Yo NO SOY Cindy Crawford!! dijo...

Yo le manché el toallón a mi hermana. Pero saqué la hollywoodense que hay en mí con un:
-¿¿¿Qué le pasó a tu toalla??? ¡Mirá cómo la encontré!

Y listo.
=)

Milenius dijo...

Cindy!!! tanto tiempo!!

Muy bien, muy bien lo tuyo, lo voy a tener en cuenta.

Abrazazos!!

Anónimo dijo...

Bueno, a mi me paso eso!
Puse la mitad de las fundas de los sillones (de un color cremita) con una remera verde, y quedó un rarisimo color amarillo verdoso. Puse todo entonces en lavandina, y me quedó todo del mismo color, claro que no tenía nada que ver con el color original. Terminé ratipazando los sillones, que tanta funda! y ahora, con el paso del tiempo, me quedó un hermoso color rozado (que no tiene nada de rosa!)
Todo sea para evitar la monotonía en el hogar!

un beso

Abrujandra dijo...

¿Nunca agusanaste un remojo?

gamar dijo...

Solo por eso no me separo.

Betty en el océano con tiburones dijo...

vivan las cortinas batik! (?)

saludos!

Estrellita dijo...

ja.ja.. desteñir cosas, pasa en las mejores familias!
Yo que tanto criticaba a mi madre por eso (ha quedado arruinada bastante ropa mia por su mania de poner rojo con blanco en el lavarropas), y el otro dia me deje olvidado algo violeta dentro de la maquina. Resultado: varias toallas y ropa interior teñidas de violeta!.
saludos!!

Abrujandra dijo...

me agarra nostalgia de aquellos tiempos blogueros

Me hubiera gustado que me dedicaran...

  • Cartas a Milena (obvio) - Franz Kafka

Algunos libros que me hubiera gustado escribir... Bueno, por lo menos los leí!

  • Rayuela - Julio Cortázar
  • El libro de los abrazos - Eduardo Galeano
  • Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll