En mi familia hay una tradición: evitamos por todos los medios a nuestro alcance acercarnos a cualquier consultorio médico. Si el consultorio médico viene hacia nosotros en forma de hospital móvil, nos mudamos. Así de sencillo. Si nos duele la cabeza, ya se nos pasará; si andamos mal de la panza es cuestión de hacer dieta un par de días (o no). Y así.
Hace muchos años, mi papá caminaba descalzo por el fondo de casa y se clavó en la pata un clavo así de grande. No te miento. Oxidado. No exagero. Mi mamá tuvo que sacárselo con una pinza. Yo la vi, y casi me desmayo del susto sólo de oler el tirón que tuvo que dar para desclavar a mi papá. Un asquete. Era un caso de emergencia sanitaria, y no quedaba más remedio (juas) que hacer algo: había que llevar a mi papá a darse la antitetánica. Y mi papá se empacó como cabra croata subida a la más alta y pedregosa e inaccesible montaña, se metió en la cama y no quiso salir de ahí hasta que las ínfulas de mi madre, imbuida en ese momento por un espíritu científico irreconocible -quizá inspirado por su profesión, la enfermería-, cedieron paso a su resignación: su marido no iría a la salita, no vería a un médico, no se daría ninguna pichicata. A la angustia del accidente se sumó la de esperar que la pata de mi padre ennegreciera y cosas horribles por el estilo (no hacía mucho un vecino se había pinchado un dedo con un alambrecito y a la noche no tenía un dedo sino una morcilla: corrida al hospital, antitetánica, antibióticos, etcétera). Nada de eso sucedió. Al día siguiente mi papá andaba otra vez caminando descalzo por el fondo, en medio de sus zapallos, repollos y acelgas.
Hay un dicho que dicen por ahí los croatas: si una víbora ataca a uno de ellos, la que se muere es la víbora. Mi papá sobrevivió al clavo y también sobrevivió a una neumonía (único motivo que lo tuvo internado dos días en un sanatorio), no gracias a los antibióticos ni las nebulizaciones, por supuesto, sino al terror de tener que volver a dormir en cama ajena, a que lo pincharan o lo obligaran a tomar tal o cual pastilla. No sobrevivió mucho a la tristeza, pero esa es otra historia.
Cuando mis viejos volvieron de visitar a sus parientes en Croacia, mi mamá, con una visión antropológica novedosa de toda la cuestión, me contó que habían estado en un casamiento, una comunión, varios cumpleaños y un velorio, y detalles muy interesantes de cada una de las ceremonias. "¿Velorio de quién?", pregunté yo. "Una tía vieja. Tenía 90 años, se subió a un árbol a sacar ciruelas, se cayó y se partió la cabeza" (así, con este tono me lo dijo). "Ah". Dije yo. Y ahí comprendí varias cosas. Una es que los croatas se mueren cuando se les canta a ellos, y no cuando Dios manda. Otra es por qué no vamos al médico. Porque no vamos, y zanjada la cuestión. Total, un día te subís a un árbol y después vas y te caés y listo. Qué tanta historia.
Eso sí. Hace un mes me pegué un sustazo importante, y cuando fui a hacerme ver después de muuuuuuuchos años que no lo hacía, pensé "¿y si ahora tengo un cáncer? Probablemente no tenga un cáncer porque de varias maneras, soy croata. Pero si lo tengo, ponele la firma que lo tengo por pelotuda". O sea: una parte de mí, una cabezotas; la otra, mi mamá tratando de creer en la ciencia y la antitetánica y la mar en coche.
Mi espíritu melodramático me imaginaba pelada y con gorrito, diciendo a los cuatro vientos: "No seas pelotuda como yo, que me agarré un cáncer por pelotuda. Andá y hacete un papanicolau".
No. No tengo, che. Será por croata nomás. Quizás si a un croata lo ataca un cáncer, el que se muere el cáncer.
Ah: Actualización de ya, ahora, ayer me olvidé: acá, una cancioncita que hice para Ant.
24 comentarios:
Mmmm...
Yo bien tana pero parezco croata!
No me gusta ir al médico! Pero voy, eh. Pero he descubierto hace poco que yo me hago todos los análisis que me piden pero nunca voy a buscar los resultados! Qué piola!
Hola, Alicia: ¡ja! sí... esa es otra modalidad de negación que tienen varios. Es como si con hacerse los estudios dijeran "yo cumplí", y como si durmiendo en el archivo del laboratorio los resultados pudieran hacer algo por la gente, o cambiar, ¿no?
Yo tenía también otra: cada tanto iba al médico, llegaba a casa y "guardaba de recuerdo" órdenes de estudios que nunca me llegaba a hacer.
Hasta esta vez... Lo que es el cagazo, che...
¡besos!
Su hijo me había contado algo de eso.
Yo creo que a nadie le gusta ir al médico, pero esa tradicón suya ¡da miedo!
Un placer.
YNSCC: ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh... que me traten de usted ¡nada menos que en el blog! me hace sentir que debo ir al médico más seguido... ¿tan vieja estoy?
No es para tanto, sobre todo porque por acá no hay víboras...
¡Bienvenida! Un beso, gracias por pasar.
Sin ánimos de asustar, ni desear nada malo, basta un solo caso en la familia (De lo que sea), para perderle el miedo al médico a la fuerza.
En mi familia el ejemplo fue mi abuelo, nadie de acá va al médico por nada... A mi abuelo le sale un cancer de colon, ahora están 2 días sin cagar y van a hacerse estudios, análisis, etc.
Yo le perdí el miedo a los médicos a la fuerza también. Pero no por enfermedad, por accidente. Pensar en que me cosan un corte me daba pánico, y tuve que ir a que me cosan la boca.
Otra cosa que no me gusta es automedicarme, hoy hace 5 días que estoy medio engripado, medio resfriado. El lunes me tomé un par de ibuprofenos porque no me daba más la cabeza/cuerpo. Pero eso fue todo, el cuerpo sabrá curarse.
Es tal cual, Halle: cuando le pasa algo a alguien nos cagamos todos...
Lo que pasa es que en mi familia la gente no se enferma: agarra y se muere, directamente. Como si se cayera de un árbol, pero sin caerse.
¡ja! Andá a decirle a Nick que tome una aspirina. Pibe duro, che.
Eso sí. desde hace un tiempo, no aguanto más quejas al cuete: si te duele, vas al médico, y si decidís no ir, no quiero escuchar quejas. Porque es muy piola. ¿no vas porque "sos fuerte", pero después andás llorando por los rincones? Naaaaa, ni ahí.
Besos, Halle.
en mi familia odiamos a los médicos y buscamos excusas para no pisar un consultorio que nos pavoriza
el problema es que me casé con terrible hipocondríaco que LE ENCANTA ir al médico y se siente en un Sanatorio como chico en Disneyworld.
en mi caso, aunque soy muy gallega (familia de El Ferrol, imaginate), pienso como croata después de leerte
muy bueno el post
beso
La cosa es simple, contá cuantas enfermedades tuvieron nuestros primos y cuantas David y yo..., dividilo por la cantidad de veces que fué cada uno al médico, sumale 3 y multiplicá todo por 15... viste, viste.
Virginia: ¡ohhhhh! un hipocondríaco en casa... Sé lo que es eso...
Bueno, que vaya él por el resto de la familia...
Es verdad, hay gente que cuando vuelve de una internación te cuenta todo como si hubiera estado de vacaciones. Además, he visto que en algunos te traen carta para que elijas lo que vas a comer, y a las camareras disfrazadas (literalmente) de cocineritas... ¡oh, my dog, adónde iremos a parar!
La croatez se contagia, parece...
¡Besos y gracias!
Nick: e vero, hijo, e vero. Las estadísticas siempre impresionan un poco (bastante).
Besos.
El anecdotario familiar croata de los Sesar da para unos cuantos tomos tamaño Atlas...fabulosa la historia de la viejita que se partió el melón de una caída del árbol y qué bueno que no tenés nada malito.
Te quiero.
naaah, Abru, no es para tanto. Si no vamos al médico... ¡ni sabemos lo que tenemos! A lo mejor un Alien adentro... y el evatest no lo detecta...
Besos y gracias. Yo también.
Hoy día todo se puede demostrar con estadísticas, el 70% de la gente lo sabe.
:D
El evatest aaaaaajuaaaaaaaaaaaaajajajjaaaaaaaa
Evidentemente y por cuestiones misteriosas en mi familia se debe haber infiltrado algún gen crota, eh!!!! jajajaaaa
Mi viejo no iba al médico ni bajo amenaza!!!
Y yo, por ahí le ando.
Que total, como diría mi viejo: "Nadie queda pa'semilla!!"
Abrazotessss!!!
Me internaron una semana por una apendicitis y fué una de las peores cosas estar en un hospital, sin tele, sin radio, con las almohadas que parecian rellenadas de piedras, sin ventanas para ver el horizonte aunque sea, con 40 grados de calor, con enfermeras que no estaban buenas y se hacía las sexys, etc etc.
Fué feo snif snif
Jaaaa! ME ENCANTÓ el post, Milenius! Una cosa que me llamó la atención es que así como tu mamá te relató que su tía se murió porque se cayó y se partió la cabeza, así nomás, con todas las letras, vos vas y ponés en tu post: "y asi ahora tengo un cáncer...?" Es loquísimo: por miedo a andar desafiando al destino, más de un blandengue no hubiera escrito tal cosa. Es moooy de croatas, por lo que puedo ver, eso de andar plantándole la cara a las pestes y, encima, sacarle la lengua.
Qué lo parió los croatas. Gente que se resigna a la salud, con tal de no pisar un consultorio.
Besos gigantes.
Nick: sí, pero... y el treinta por ciento restante, ¿eh? ¿qué pasa con esa gente que no se entera de nada?
besos.
Candorosa: ¡y cuánta razón tiene su padre! Pero frente al mínimo miedito de tener algo fulero, mire cómo salí corriendo al médico... Aunque de todas formas le digo: no creo que se me vaya a hacer costumbre...
¡Besos!
Tres bufones: no me engañe, usted estuvo en cana...
¡Tele hay en cualquier parte (mal que me pese). Pobres chicas, a lo mejor tuvieron un flechazo cuando lo vieron y quisieron mostrar alguna dote que no tenían... ¡No se puede matar la ilusión!
besos. Cuídese la vesícula.
Vero: somos bastante así, ¿eh? Pero igual me saco cuando los criaturos tienen algo y no quieren ir al médico... Es obvio que ya sé que esto no es casualidad, pero no quiero que les pase nada malo... Desafío pero hasta ahí, como verás. Pero sí, somos medio rocosos...
¡Besos!
capaz la cosa pasa porque los croatas se creen que es así, y basta que uno se lo crea, para que sea realidad.
Capaz deberíamos todos ser un poco croatas!
Menos mal que fue solo un susto!
un beso
Encontre mi costado croata!
Como me cuesta pisar un consultorio!
De todos modos hay un profundo dejo de "yo me las arreglo solo" "vas a ver que solo puedo" una rara mezcla de cabeza dura, superpoderes intrinsecos y cagazo supremo de visitar al medico. Ni te cuento el dentista que es como una sala de torturas deluxe.
De todos modos cada vez que veo un ser perteneciente al conjunto de los que van al medico como un paseo mas y lo disfrutan enormemente(el marido de Vir, pongamosle) pienso en forma precambrica "Que suerte que hay gente que no tiene nada que hacer y tiene tiempo para ir al medico".
Como si ir al medico en vez de cuidarse fuese una cosa frivola para los que no tienen como entretenerse.
Dios mio! Mas que croata estoy hecho un troglodita!
jajajjaa, Marce, me meo de la risa. Al final, los croatas somos varios. ¿Viste? A mí me pasa también, cuando alguien me cuenta "no sabés lo bien que atienden en esa clínica", no sé si con una especie de nostalgia del tres estrellas que visitaron en las vacaciones o si porque la tortilla de papas la preparan mejor en el sanatorio que en el boliche de la esquina... (ni hablar de hacerla uno, que es un plomazo, y además, a la única que le salía bien en todo el mundo era a mi mamá)... cuando me cuentan esas cosas pienso "¿no tiene nada que hacer?", frase que oculta mi negación total a pisar un consultorio. Mi susto no terminó de irse, te cuento, y una amiga me decía el otro día "andá al médico". Y yo, "¿para qué, si está todo bien? ¿qué me va a decir de nuevo?", "bueno, te operan y listo". Ah, sí, claro, como si fuera ir a un crucero. NI en pedo, así te lo digo, ni en pedo.
Ya va a pasar. Es el mejor remedio del mundo: la paciencia.
Besos, y bienvenido al pago nuevamente.
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