... Que se termina el año, y entonces se supone que cerramos unos días por balance y brindamos y la vida continúa.
Y sí. Nada más y nada menos que eso.
Qué bárbaro. Todo un año compartiendo secretos, nimiedades, alegrías y alguna que otra pena. Pero ¿qué cambia cuando cambiamos el calendario, además de esa hojita medio gastada con una imagen (un poco sucia, hay que decirlo) de un señor montado a caballo dibujado hace mil años por Molina Campos? Sobre todo si el calendario que nos regalan en el almacén del barrio viene con ooootra imagen de un señor montado a caballo, también de Molina Campos, ¿no? Parece que todo sigue igual, que los festejos, los fuegos artificiales y el corchazo del Fresita sólo fueran un empeño más o menos gastado de decirnos que algo tiene que cambiar para, en el fondo, seguir igual. Bueno, NO. Decididamente, no. ¿Y si le indicamos al señor del caballo un camino? ¿si le damos un mapa y lo instamos a andar? Y dale... A lo mejor, cuando se termine el 2011 el señor del caballo (vos, yo, él) logró llegar a algún lado y dejó el cartón vacío.
A lo mejor es sólo una expresión de deseos, pero ¿y qué? Nadie dijo que todo TIENE que ser igual.
A lo mejor este año que viene te animás a terminar tu carrera.
A lo mejor, a tener un nuevo amor.
A lo mejor, a hacerte tu casa.
A lo mejor, a decirle a tu familia que no querés tener novia sino novio, y que el amor siempre es amor, no importa por quién.
A lo mejor, a cambiar de trabajo.
A lo mejor, a comprometerte con una causa justa, a hacer dedo quién sabe hasta dónde, a iniciar ese proyecto de mermeladas caseras, a divorciarte, a buscar la felicidad, a sacarte la careta, a meditar en un monasterio, a soñar un mundo más justo, a comprarte un auto, a salir de pobre, a cambiar de laburo, a pintar más cuadros, exponerlos y venderlos, a escribir un libro, a mudarte, a tener otro hijo, a darte cuenta de lo que tenés y de lo que te falta.
Por lo pronto, y entrando en un terreno más íntimo, a pesar de todos los rayes que tuve este año, me di cuenta de varias cosas, a saber:
- Tengo más fuerza de la que creía.
- Tengo dos hijos ALUCINANTES, que están en todas, que me bancan, que se ríen conmigo y me hacen cosquillas en las patas; y que, cuando estoy pachucha, me abrazan y me dicen "puishita".
- Tengo sobrinos y amigas y amigos de fierro, para los que estamos (mutuamente).
- Tengo hijas postizas: una que se recibió este año, otra que tuvo un bebé y otra que está buscando su camino pero va bien, aunque ella piense que no.
- ¡Conseguí que mi jefe (¡mi jefe!, quienes lo conocen, saben de qué hablo) me diera... un aumento!
- Qué sé yo, hay varias cosas más, como que voy a construir un lugar para mis hijos y para mí, hasta que ellos quieran dejarlo (el cordón, que lo corten ellos, ¿viste?).
- Varias cosas más, que ahora, con una cervecita encima, se me van.
Algunas cosas que digo acá están mediadas por lo que leo de algunos de ustedes, lo que chateo con otros de ustedes, y lo que siento por otros que no son ustedes.
A todos les deseo lo mejor, como lo deseo para quienes me rodean y para mí misma.
Vamos, es hora de arrancar.
¡Feliz 2011 para todos!
* Creo que es mi último año sin usar anteojos. Y bué.