sábado, 1 de diciembre de 2018

Bordes

Bueno, en fin. Quiero dejar de hablar de lo mismo. Las noticias seguirán allí, reiteradas hasta el borde de lo soportable, porque nunca nos dan más de lo que podemos soportar. Allí estamos, intentando catarsis virtuales.

Ayer me pasó algo que no me sucedía hace tiempo. Agarré un libro por el simple placer de leer (cosas que suceden cuando ya logré subir la cuesta de esta altura del año), así que, como esos postres que una sabía que solo en Navidad, elegí muy bien. Hacia las tres de la mañana, ya tenía unos cuantos links en mi cabeza. Así:


Sentí una especie de liberación de ese cortocircuito permanente que padezco en la aparente conexión a través de las redes sociales. No están mal, no están mal. Pero.
Hay liberaciones enormes. Hay independencias sonoras, de esas que terminan ocupando cuatro páginas en el libro de historia de sexto. Y hay otras, menos rimbombantes para afuera, pero que de tan pequeñas, dan ganas de cuidarlas.

Después leí este poema (Julio Cortázar, La vuelta al día en ochenta mundos, México: RM, pp. 197-198).




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Me hubiera gustado que me dedicaran...

  • Cartas a Milena (obvio) - Franz Kafka

Algunos libros que me hubiera gustado escribir... Bueno, por lo menos los leí!

  • Rayuela - Julio Cortázar
  • El libro de los abrazos - Eduardo Galeano
  • Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll