Espanté a todos los fantasmas, hoy. La muerte se quedará esperando un día más, al menos. La desgracia, que suele buscar la oportunidad -y que más de una vez la encuentra- hoy queda aniquilada, desocupada: por una vez, es a ella a quien se le cae la mandíbula de espanto. Hoy no es su día.
No banalicemos la cuestión, por favor, que las casualidades no existen. Me animo a decir que espanté la mala racha porque recordé una fórmula, más vieja que el universo pero a la que obviamos igual que a otras recomendaciones habituales: "ponete un saquito" "llevá paraguas".
Hoy sentí lo mismo que cuando mi mamá me daba una de sus recomendaciones y yo, que la quería jugar de rebelde, le decía "basta, má" pero guardaba el saquito en el bolso. (Paraguas jamás. Ni antes ni ahora.) Yo no quería que ella se diera cuenta, pero era su palabra la que generaba los vientos, era su voz la que llamaba tempestades y yo sin saquito. No se lo decía, pero allí estaba el viento que me traía la voz de doña Elda "llevate un saco". Por supuesto, ella sabía, no sé cómo pero sabía, cuándo yo le había hecho caso, y dejaba la tormenta para otro día.
Hoy espanté los fantasmas, esquivé la mala suerte, eludí contratiempos y percances, ahogué fatalidades.
Hoy, mientras caminaba hacia el trabajo, evité pisar todas las baldosas azules.
20 comentarios:
Los días difíciles solo duran 24 hs! Y casi siempre se sortean, de una u otra forma. Predisponerse bien, ignorar las pequeñas molestias y evitar pisar las baldosas azules hacen que estos días parezcan cortos. Paradojalmente, una lástima. Yo los quiero largos! Cómo a todos los días! Y aunque parezcan cortos que sean bien "vividos"! Un beso Mile. JM
Juan Manuel: es cierto, unos y otros días duran lo mismo, aunque parezca que las horas de las malas jornadas se multipliquen. Hay que recordar esto cada vez que pensamos que el día es eternamente insoportable. Como para valorar las cosas en su justa medida, ¿no?
Aunque, pensándolo bien, el día bien vivido se revive en el recuerdo, así que también, de alguna manera, "dura más"...
Besos y bienvenido por aquí también.
Hola, Mile! Yo vengo esquivando las baldosas azules de los ratos ocupados en vaya a saber qué cosas urgentes para poder detenerme en este espacio querido por un ratito aunque sea. ;)
Es raro el tiempo: evitar las baldosas azules te hace sentir como dueña de un destino épico personal, no? No importa que una no lo diga en voz alta cada vez que pega el salto, internamente se siente así. Y es bueno que eso suceda, me parece: sospecho que por ahí anda nuestro instinto de conservación (y hasta de superación) ayudándonos a sortear percances. Nuestras madres eran las voces de ese instinto antes de que tuviésemos las nuestras propias, no? ;)
Besos gigantes.
PD: si yo hubiera sido tu vieja no hubiese parado hasta que llevaras el paraguas en la cartera, y hoy estarías haciendo terapia con Juan Manuel por tener una madre tan pero tan hincha pelotas. Corriste con suerte, nena!
Vero: es así nomás, che. Es raro el tiempo, son raros los sortilegios que usamos para transitar por él un poco más... ¿sosegadas? ¿tranquilas? ¿relajadas o con menos miedo? El instinto de conservación (y sobre todo, diría yo, el de superación) nos lo legan nuestras madres como pueden, te diré, y como podemos lo mejoramos y lo transmitimos.
Besos.
PD: jajaja, ¿y la terapia sería a precio promocional, che?
Aaays, tendré cuidado con las baldosas azules; aunque si es una analogía, metáfora, fijo que caigo porque no sé yo si me queda claro... ¿y qué es un saco?; ¿cómo te vas a echar a dormir en un saco si se pone a llover? Un paraguas, sí; pero un saco... ¿quería tu madre que cogieras el agua de lluvia? Hummmm, hoy me tienes con las cejas pegadas al cuero cabelludo jajajaa; pero me alegro que evitaras calamidades; hay que saber ver, ser prevenida, Milenius; yo soy como una ancianita; a dos nubes, aunque sea grises, que se junten en el cielo.. ya cojo mi paraguas; que de nada me vale si luego yo me abrigo y él no, pero en fiiiiins, confío en que entre en razón :P, y en el saco :O
bsos
Hormiguita: me alegra que pongas tus tejas a resguardo. Ehhhmmm... Un saquito, un saco es... un abrigo, fino, generalmente con botones.
Igualmente, mi mamá juntaba el agua de lluvia para lavarse la cabeza. Pero no en sacos... en baldes (en ¿cubos? No me puedo imaginar un balde con forma de cubo, qué incómodo).
Despega ya las cejas.
Y besos de primavera que llega.
Si ahora pasa un auto rojo, seguro que todo será mejor!!
Quien no le quiere sacar ventaja al destino, lo interesante sería creer que las ventajas siempre están, solo que no habría que perderlas!!
saludazossssssssssssssss!!!
Candorosa: ¡¡¡con auto rojo la cosa sería óptima!!!
Las ventajas siempre están, dice usted, sólo que no habría que perderlas...
... ¡de vista!
A veces no usamos bien los ojos, Candorosa.
Besos enormes.
Un día menos para el gran lecho de los gusanos, decía uno que no me acuerdo.
Hay días y días. Hoy fuí preparado para pelear y todo salió con fritas.
Besos.
Y de eso se trata la vida... de andar evitando pisar las baldosas, y si uno las pisa, seguir igual, sabiendo que es un percance y nada más.... y si es posible, andar por la vida sin saquito y sin paraguas.... no no puede andar armado por si las moscas... confiar en el instinto de uno y dejar los miedos, los fantasmas, y todo lo que nos condiciona, detrás.
Asi se vive!
un beso
A veces uno tiene de esos dias perfectos, sería interesante poder recordarlos cuando nos tocan de los otros y estar concientes de que despues de un dia malo viene uno bueno, o el mismo día que empezó para atras torna y se vuelve bueno... (para mi: ayer) ... hay que hacer fuerza y recordar lo bueno para olvidar lo malo.
El saquito me quedó "encarnado", no puedo salir sin mi saquito , ahora con respecto al paraguas , odio llevarlo , pero hacerlo e sla cábala para cargarlo durante todo el día y no llueva .
Besos Mile!!!
Mostro: ¡ja! Me encantó.
Cuida tu hígado, hermano goliciano.
besos.
Ana: me gusta eso de evitar andar armado todo el tiempo. Me parece que es así. Además, es como dice el dicho, que es muy probable que el día que llueva sopa, uno ande con el tenedor en la mano, ¿no?
La verdad, creo que lo que más me ha salvado hasta ahora fue el instinto.
Besos.
Sí, Vesper: como le decía más arriba a Juan Manuel, los días malos parecen durar más, pero si uno hace la cuenta, cada vez que recuerda uno bueno, también es como si se alargara, ¿no? Hay que ver también eso, y no lo largos que son los días malos. Que en definitiva, también pueden terminar bien, como te pasó a vos ayer.
¡¡Besotes!!
Te juro que no alcancé a cazar del todo la mística del agorerismo de este post, Mile. Pero vagamente, presiento que sé de lo que estás hablando¿nunca te ha pasado?
No sabía lo de las baldosas azules.
Zippo: sí, cómo no me va a pasar. Muchas veces.
El tema de las baldosas es un clásico, y seguramente si te ponés a hacer memoria vas a recordar cuando eras chico y evitabas caminar por determinados lugares. En mi caso, siempre evitaba las baldosas azules o rojas: si caminaba por ahí, caería en la guarida de un monstruo maléfico o en la trampa de una bruja impiadosa... Y todavía me pasa... ¿será que no terminé de crecer? :)
Un abrazo.
Jaaa! Elegir las baldosas para pisar o no pisar... me hiciste acordar! Si habré jugado a eso de chica (y no tan chica). Pero es un juego peligroso, ¿eh? En cuanto una se distrae, aparece la baldosa del color marrrrdito y no hay caso, ahí va derechito el dedo gordo, aunque sea... hay que estar más atento que a "llevar el paraguas y el saquito". No son juegos fáciles de ganar para cualquiera: para Jack Nicholson en la peli aquella, y no muchos más (a Dios gracias, mire, no queremos terminar así de piruchos, nononó...).
Besos gigantes.
Vero: todavía hoy me encuentro calculando pasitos más cortos o pasotes para tratar de evitar "las intocables".
Pero ojo, que más de una vez hago el camino inverso y las busco: en la cuadra de la editorial hay una hilera larga de baldosas rojas y a veces voy solamente por ahí. ¿Una manera de enfrentar el miedo? Chi lo sá...
¡¡Ay, no, lo de Nicholson es insufrible!! Me encantó esa peli, aunque por momentos me daban ganas de matarlo, por supuesto.
Besotes
oh, fantástico!
De hecho, quizás mi mala suerte este año venga por algo así... empezaré a probar a ver qué estoy haciendo mal...
Besos de os echo de menos!
Hola, Cris: ¡tanto tiempo, muchacha! Acá también se te extraña.
¡Te envío mucha energía desde acá, para que mejoren las cosas pronto!
NADA ES LO PEOR, me dijeron una vez.
Besos enormes y ¡fuerza!
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