miércoles, 1 de octubre de 2025

Pequeños mundos


 

No te acerques tanto al borde, de Lucrecia Labarthe, Buenos Aires: Arde ediciones, 112 pp., 2025. Tapa: “Andy”, de Alejandra Fenochio (1998, acrílico sobre tela)

 

En No te acerques tanto al borde, Lucrecia Labarthe propone un tránsito íntimo por diversas situaciones, emociones, vínculos, miedos y fantasías. En cada narración, la mutación de los protagonistas se vuelve palpable, a veces angustiante. Ya sea por la espera constante y la necesidad de saber convertida casi en adicción (“Saber”); por el dolor silente frente a la enfermedad y la vejez (precioso, doliente “Los que se van”); por el encuentro con las propias contradicciones (“La China”) o con el asombro que puede provocarnos poner en práctica –casi sin querer– una nueva forma de erotismo (“Desconocidos”); o por la culpa que nos provocan algunas fantasías (la de la madre muerta en “Herencia”), resulta imposible permanecer indiferente. Leés y comprendés, te enojás, puteás con los personajes, les avisás que no vayan, que no miren o que escuchen más o mejor algunas señales (“Brote”). Nada está servido. La lectura requiere en cada caso el compromiso de pronunciarse, de evitar a toda costa la neutralidad. La identificación con uno u otro protagonista es inevitable: todos o casi todos hemos pasado alguna vez por situaciones semejantes a muchas de las que propone Lucrecia.

La amistad, la pareja, el embarazo, el parto y las partidas, el camino a la locura, las relaciones familiares y el autorreconocimiento son temas que aborda con una prosa bonita, necesaria, intensa. Cada cuento permite asomarse a un pequeño mundo, descripto con una adjetivación minuciosamente seleccionada, la justa y necesaria para darnos mucho y a la vez dejar margen para completar cada uno de ellos con nuestras propias vivencias.

En el texto en general hay una apuesta por hallar nuevas formas de pensar la historia, los conflictos sociales o laborales, la ruptura de los vínculos, la muerte, la enfermedad, la espera o la impaciencia, las emociones y el propio yo.

En una época que nos obliga a “barajar imposibilidades”, como dice la protagonista de “Herencia”, aparecen algunas certezas: hay una nueva prosa para temas actuales, pero también para aquellos que, en algunos estratos, parecen haber quedado reducidos poco más que a cenizas. 

domingo, 26 de enero de 2025

Lo nefasto

Es nefasto cambiar las reglas del juego en medio de un primer tiempo.

Nefasto es creer que no importa si mucha gente no come hoy está bien porque ese es el modo en que el país va a crecer. "Hay que sacrificarse" (los otros, siempre los otros).

Es nefasto que digan (¿y crean? ¿Y nos quieran hacer creer?) que un tipo o dos o diez que ejercen la violencia simbólica y dialéctica a diario están haciendo un gran trabajo comunicacional.

Lo que le hace bien a alguien, o a un grupo de gente, y no le hace daño a ningún otro individuo, seguramente sea bueno para la humanidad (por lo menos, no es malo).

Si lo que les hace bien a otros te molesta y querés negarlo, censurarlo o prohibirlo, muy probablemente seas vos quien le hace daño a la humanidad. 

En este momento, hay gente con miedo, mujeres que se sienten disminuidas o desprotegidas; hay todo un colectivo de personas que sienten que deben salir (otra vez) a explicar que su elección  sexual no es una amenaza para nadie. 

Hay gente que no come. Pibes, pibas, adultos, ancianos. Hay discapacitados o enfermos terminales que no acceden a una vida aunque sea levemente más llevadera.

En este momento, hay una amenaza concreta a los derechos humanos. 

Si estás de acuerdo con restringirlos en nombre de tu moralidad o de la economía, sos dañino para la sociedad. 

Solo estás "a salvo" si sos hombre cis, joven, blanco, tenés trabajo registrado y te alcanza para mantenerte. Todos los demás estamos en peligro de un modo u otro. 

Proteger los derechos alcanzados no es nada más ni nada menos que protegerte a vos mismo y a los tuyos.





viernes, 16 de agosto de 2024

Opinión

 Hay todo un mundo más allá de lo que pensamos de esto y de lo otro. 

Hay vida más allá de tu opinión, de mi opinión, de esta opinión que no le importa a nadie o sí.

El bla bla llegó al podio. 

Qué lindo el silencio. 

Me voy a dormir. 

martes, 12 de mayo de 2020

Cuando te dicen Te quiero

Hace un tiempo comentaba en Facebook sobre cómo una cosa engancha con otra. "Vi "Genius" (Netflix, con Jude Law), película que trata sobre la maravillosa (y a veces tempestuosa) relación entre el autor Thomas Wolfe y su editor, Max Perkins. Además de sentirme identificada con las marcas de corrección, con la lectura a cualquier hora, con ciertas cuestiones prácticas que vistas desde afuera implican muy poco ("por favor, dime que ese manuscrito está a doble espacio"), me sumergí en la lectura de otro autor, F. Scott Fitzgerald, aunque me guardo a Wolfe para otro momento (más de 500 pp. tiene "El ángel que nos mira"). La bellísima prosa de El gran Gatsby me fascinó. Me gusta cómo una cosa lleva a la otra, y cómo en la belleza de la palabra una encuentra salvación a la pena y el desánimo que causan otras cuestiones de la vida. Lo lindo de dejarse llevar... Nada, eso". Tom Lupo te explica esto mucho más lindo de lo que yo lo hice en aquella oportunidad. Y como perla (para mí, al menos): hace un tiempo alguien me dijo "Te quiero". Me sorprendió, esperaba el "Te quiero mucho" más o menos habitual. No es que pensara que le faltaba algo al mensaje, al contrario, recuerdo que lo sentí como mucho más profundo. Con esto entendí todo. Gracias, Pía, por hacerme cruzar con esta reflexión de Tom.

miércoles, 15 de abril de 2020

Vuelvo, ¿volvemos?

Vuelvo
(Fragmento)

[...]

Hay tanto siempre que no llega nunca
tanta osadía tanta paz dispersa
tanta luz que era sombra y viceversa
y tanta vida trunca.

En qué momento consiguió la gente
abrir de nuevo lo que no se olvida
la madriguera linda que es la vida
culpable o inocente.

[...]

Mario Benedetti


Cómo se vuelve a la vida después de este suspenso.

¿Sabremos manejarnos en el mundo después de comprobarnos tan frágiles, tan quebradizos?

Qué pasará con lo dicho y lo no dicho, con lo escondido, con lo hallado. ¿Se callará, se dirá, se encontrará, se enfrentará?

Descubrir la expresión exacta de los ojos cuando arranca el llanto y recordarla es un ejercicio de libertad, de conciencia, de introspección, de comprobación de qué es importante y qué, innecesario.

Es momento de guardarse, y dónde está esa mirada de los otros, que nos ayuda a completarnos, a armarnos. Nos falta una parte. 

Cómo será el reencuentro, después de tanto vernos para dentro. 

viernes, 6 de marzo de 2020

Cuestión de suerte

Lo que siento es que he tenido suerte.
A pesar de los tipos que a lo largo de mi vida han abusado de mí de distintos modos.
El vecino don R., que intentó toquetearme, el carnicero M., que logró hacerlo, o un pariente, que lo hizo delante de mi abuelo ciego.
A pesar de los que han ejercido violencia económica sobre mí, como mi exmarido, que se desentendió de sus hijos, enojado porque quise divorciarme. Cuando desapareció de nuestra vida, ofendido no sé por qué, fui al juzgado a pedir que lo buscaran, que lo citaran, que hicieran algo. Me dijeron que no podían hacer nada. Que si el tipo no tenía trabajo no había modo de exigirle nada. "¿Y por qué a mí sí me pueden exigir que les dé de comer todos los días? Si él se queda solo con ellos y los mantiene y los baña y hace todo lo que debe hacer un padre, filman Kramer vs. Kramer. Si yo los dejo, soy una basura". Catarsis en sede judicial. Que no sirvió de nada, por supuesto.
A pesar de la violencia psicológica que otro ejerció mucho más allá de cualquier límite que yo misma hubiera podido imaginar antes. Pero de a poquito, de a poquito, fue horadando mi cabeza y yo hacía todo lo que él quería. Dejaba de hacer todo lo que él no quería que hiciera. "Sos ingenua"; "No te das cuenta de lo que ese tipo quiere con vos"; "no te das cuenta de que me hacés quedar como un pelotudo".
A punto tal que cuando me dejó (por supuesto que me dejó, por supuesto que me metió los cuernos y se dio el lujo de dejarme), y después de dos años de duelo, lo que pude decir fue "y bueno, hay gente que pasó quince años presa". Yo, en cambio, había estado en libertad. Qué chiste.
A pesar de otro que sentía que tenía que ser dueño de mi cuerpo y me extorsionaba de distintos modos: "si pensás bailar, no voy"; "te mira mucho, vos no te das cuenta". El enojo. El enojo, la cara de orto, las peleas después, o antes, o durante. "No te pongas esto"; "ponete lo otro". Cuando le reclamé por qué, en lugar de defender mis tetas no me defendía de otro varón cercano que me había violentado, me respondió que esas "son cosas privadas". No como mis tetas, que aparentemente él sentía su posesión.
Y el silencio. Siempre el silencio, de chiquita, porque si lo contaba, alguien sufriría. Porque si lo contaba, la solución hubiera sido que no saliera más, o que hubiera un dramón familiar. Y si hablaba de grande, "Ah, pero vos sos tonta". Como si una se dejara abusar por pura tontera adolescente, de estar enamorada ciegamente y pudiera manejar sentimientos, dolores y abusos así como así.
Así y todo, parece que tuve suerte.
Hasta hoy he llegado a casa "sana y salva".
Hasta hoy nadie me incendió viva, ni me ahorcó hasta matarme, ni me tiró ácido, ni me violó hasta hacerme morir de dolor.
Yo no digo que no haya mujeres "locas".
Yo no digo que no haya minas que mientan.
Yo no digo que no haya mujeres asesinas, o violentas, o malas.
Yo no le creo a cualquiera; el "yo te creo", funciona si puedo verte la cara, hermana, y puedo sentir que me identifiqué con vos, puedo sentir que en un punto nos tocamos el alma en cierta empatía del dolor, por llamarla de algún modo.
Yo no creo en los escraches que a diestra y siniestra aparecen en las redes.
Yo lo que digo es que falta mucho.
¿Qué es lo que falta? ¿Más policía? Pues adelante con eso.
¿Echar policías corruptos, cómplices de trata de mujeres? Pues sí, vamos, hasta la última consecuencia.
¿Educar mejor? Vamos, pero ya.
¿Más juezas que entiendan de qué va la cosa? A esta altura de la vida, creo que ninguna mujer ha llegado a la adultez sin haber sido abusada nunca. Pues, mujeres de esas, que sepan de qué se trata y tomen decisiones y dicten sentencias.
¿Más jueces que sepan que las mujeres no estamos para ser manoseadas, violadas, quemadas, mutiladas, golpeadas, abusadas psicológica, física o económicamente? Pues debe haberlos. Y si no, hay que educarlos. Pero hoy.
Una mujer por día murió  fue asesinada este año. No importa si se habla del virus de no sé qué y de la separación de mongo y pichonga. Hablen de eso si quieren.
Pero hablemos de esto otro, y con urgencia.
No estoy tranquila. Pienso en mi nuera, en mis sobrinas, en mis amigas, en mis compañeras de estudio; si habrán llegado a casa, si no se habrán sarpado con el alcohol y pueda pasarles algo horrible, o si no se sarparon con el alcohol y pueda pasarles algo horrible de todos modos; y por supuesto pienso en mis hijos, ambos varones, y que creo hombres de bien. Espero que lo sean.
¿Por qué no puedo saber que llegaremos todas a casa sanas y salvas? A pesar de todo lo que ya nos han hecho. A pesar de todas las que ya no están.
Si siguen faltando mujeres es porque estamos haciendo todo mal.
En este link, detalles sobre mujeres y niñas asesinadas; violentos sueltos y demás. ¿Hasta cuándo?

https://www.minutouno.com/notas/5087161-femicidio-la-quiaca-una-chica-fue-encontrada-colgada?fbclid=IwAR3tcnSitTaGuhDbw5_cSQNBP_s0lm5qYWUwcwV2F00MVHjqfu2sUBVyQgk?fbclid=IwAR3tcnSitTaGuhDbw5_cSQNBP_s0lm5qYWUwcwV2F00MVHjqfu2sUBVyQgk



Me hubiera gustado que me dedicaran...

  • Cartas a Milena (obvio) - Franz Kafka

Algunos libros que me hubiera gustado escribir... Bueno, por lo menos los leí!

  • Rayuela - Julio Cortázar
  • El libro de los abrazos - Eduardo Galeano
  • Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll