domingo, 2 de noviembre de 2025

Medio dormidos

Ayer me desperté de la siesta para no tener que ocuparme de un problema que no podía resolver en un sueño. 

Cuando me desperté, me sentí culpable por no haber hecho lo suficiente. 

Así estamos hoy, medio dormidos, medio despiertos, pero eso sí, llenos de problemas que no podemos resolver ni en sueños. 

Un freak llega al poder y dice -y le creen- que llegó solo. Algunos lo creen de veras, otros, porque alguien les dijo que deberían, y otros, porque en algo hay que creer. Otros no lo creemos en absoluto.  

Unos periodistas muy jóvenes, inteligentes y "picantes" entrevistan a una de las figuras más importantes de la comunicación de este gobierno. Parecen subyugados, fascinados, no se sabe si por tenerlo en el estudio, si porque no es un exponente del partido gobernante de esos que por lo común visitan radios, streams y tv -bastante necios en general y algo patéticos-. El pibe estudia dos carreras, es elocuente, vivaz, "picante" también. No insulta sino que "nos gasta": "¿Cómo puede ser que no hayan pensado esto o aquello?". Y tiene razón. Cómo puede ser que no hayamos pensado tantas cosas. 

Espero preguntas algo mordaces, espero discusión, debate, cuestionamiento. 

El invitado se deshace en elogios al presidente, a su mirada, a su inteligencia pragmática, a su faceta de estratega, a todo "lo nuevo" que propone. 

Espero, sigo esperando algún interrogante que profundice un poco en la realidad, que cuestione comportamientos y medidas, como hace un rato le habían hecho a otro invitado, que, entre asombro y risas les había dicho "¿Ustedes se dan cuenta de la complejidad de las preguntas que hacen?". Sin embargo, están en silencio y escuchan de boca de su invitado hablar de cómo el Estado gastaba en cirugías de reasignación de género de niños y niñas.  

No preguntan cómo esta persona que "llegó sola" al poder ahora está acompañada, cuidada y protegida por todos los poderes. 

No preguntan por qué el presidente incumple leyes sancionadas por el Congreso. 

No preguntan por qué, mientras tanto, canta y baila. No preguntan por las faltas de respeto, por la violencia inusitada de sus palabras y de sus actos. 

No preguntan por qué ni en qué universo sería nuevo todo eso que propone, más viejo que la injusticia. 

Son preguntas que me hago yo, que no soy periodista. 

Así estamos de este lado, sin llegar a saber si es mejor la realidad abrumadora que una pesadilla en la que corremos en cámara lenta porque por delante nos espera un precipicio mientras tenemos atrás un fuego que avanza sin freno. Sin respuestas, porque ni siquiera sabemos hacer las preguntas correctas. Y no digo que las mías lo sean.  

Acá estamos, mientras muchos piensan que es posible ser felices con una felicidad que tuvimos hace ya más de una década.  

Medio dormidos estamos, sin querer despertarnos de un sueño que ya quedó viejo.  



miércoles, 1 de octubre de 2025

Pequeños mundos


 

No te acerques tanto al borde, de Lucrecia Labarthe, Buenos Aires: Arde ediciones, 112 pp., 2025. Tapa: “Andy”, de Alejandra Fenochio (1998, acrílico sobre tela)

 

En No te acerques tanto al borde, Lucrecia Labarthe propone un tránsito íntimo por diversas situaciones, emociones, vínculos, miedos y fantasías. En cada narración, la mutación de los protagonistas se vuelve palpable, a veces angustiante. Ya sea por la espera constante y la necesidad de saber convertida casi en adicción (“Saber”); por el dolor silente frente a la enfermedad y la vejez (precioso, doliente “Los que se van”); por el encuentro con las propias contradicciones (“La China”) o con el asombro que puede provocarnos poner en práctica –casi sin querer– una nueva forma de erotismo (“Desconocidos”); o por la culpa que nos provocan algunas fantasías (la de la madre muerta en “Herencia”), resulta imposible permanecer indiferente. Leés y comprendés, te enojás, puteás con los personajes, les avisás que no vayan, que no miren o que escuchen más o mejor algunas señales (“Brote”). Nada está servido. La lectura requiere en cada caso el compromiso de pronunciarse, de evitar a toda costa la neutralidad. La identificación con uno u otro protagonista es inevitable: todos o casi todos hemos pasado alguna vez por situaciones semejantes a muchas de las que propone Lucrecia.

La amistad, la pareja, el embarazo, el parto y las partidas, el camino a la locura, las relaciones familiares y el autorreconocimiento son temas que aborda con una prosa bonita, necesaria, intensa. Cada cuento permite asomarse a un pequeño mundo, descripto con una adjetivación minuciosamente seleccionada, la justa y necesaria para darnos mucho y a la vez dejar margen para completar cada uno de ellos con nuestras propias vivencias.

En el texto en general hay una apuesta por hallar nuevas formas de pensar la historia, los conflictos sociales o laborales, la ruptura de los vínculos, la muerte, la enfermedad, la espera o la impaciencia, las emociones y el propio yo.

En una época que nos obliga a “barajar imposibilidades”, como dice la protagonista de “Herencia”, aparecen algunas certezas: hay una nueva prosa para temas actuales, pero también para aquellos que, en algunos estratos, parecen haber quedado reducidos poco más que a cenizas. 

domingo, 26 de enero de 2025

Lo nefasto

Es nefasto cambiar las reglas del juego en medio de un primer tiempo.

Nefasto es creer que no importa si mucha gente no come hoy está bien porque ese es el modo en que el país va a crecer. "Hay que sacrificarse" (los otros, siempre los otros).

Es nefasto que digan (¿y crean? ¿Y nos quieran hacer creer?) que un tipo o dos o diez que ejercen la violencia simbólica y dialéctica a diario están haciendo un gran trabajo comunicacional.

Lo que le hace bien a alguien, o a un grupo de gente, y no le hace daño a ningún otro individuo, seguramente sea bueno para la humanidad (por lo menos, no es malo).

Si lo que les hace bien a otros te molesta y querés negarlo, censurarlo o prohibirlo, muy probablemente seas vos quien le hace daño a la humanidad. 

En este momento, hay gente con miedo, mujeres que se sienten disminuidas o desprotegidas; hay todo un colectivo de personas que sienten que deben salir (otra vez) a explicar que su elección  sexual no es una amenaza para nadie. 

Hay gente que no come. Pibes, pibas, adultos, ancianos. Hay discapacitados o enfermos terminales que no acceden a una vida aunque sea levemente más llevadera.

En este momento, hay una amenaza concreta a los derechos humanos. 

Si estás de acuerdo con restringirlos en nombre de tu moralidad o de la economía, sos dañino para la sociedad. 

Solo estás "a salvo" si sos hombre cis, joven, blanco, tenés trabajo registrado y te alcanza para mantenerte. Todos los demás estamos en peligro de un modo u otro. 

Proteger los derechos alcanzados no es nada más ni nada menos que protegerte a vos mismo y a los tuyos.





Me hubiera gustado que me dedicaran...

  • Cartas a Milena (obvio) - Franz Kafka

Algunos libros que me hubiera gustado escribir... Bueno, por lo menos los leí!

  • Rayuela - Julio Cortázar
  • El libro de los abrazos - Eduardo Galeano
  • Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll