martes, 12 de mayo de 2020

Cuando te dicen Te quiero

Hace un tiempo comentaba en Facebook sobre cómo una cosa engancha con otra. "Vi "Genius" (Netflix, con Jude Law), película que trata sobre la maravillosa (y a veces tempestuosa) relación entre el autor Thomas Wolfe y su editor, Max Perkins. Además de sentirme identificada con las marcas de corrección, con la lectura a cualquier hora, con ciertas cuestiones prácticas que vistas desde afuera implican muy poco ("por favor, dime que ese manuscrito está a doble espacio"), me sumergí en la lectura de otro autor, F. Scott Fitzgerald, aunque me guardo a Wolfe para otro momento (más de 500 pp. tiene "El ángel que nos mira"). La bellísima prosa de El gran Gatsby me fascinó. Me gusta cómo una cosa lleva a la otra, y cómo en la belleza de la palabra una encuentra salvación a la pena y el desánimo que causan otras cuestiones de la vida. Lo lindo de dejarse llevar... Nada, eso". Tom Lupo te explica esto mucho más lindo de lo que yo lo hice en aquella oportunidad. Y como perla (para mí, al menos): hace un tiempo alguien me dijo "Te quiero". Me sorprendió, esperaba el "Te quiero mucho" más o menos habitual. No es que pensara que le faltaba algo al mensaje, al contrario, recuerdo que lo sentí como mucho más profundo. Con esto entendí todo. Gracias, Pía, por hacerme cruzar con esta reflexión de Tom.

miércoles, 15 de abril de 2020

Vuelvo, ¿volvemos?

Vuelvo
(Fragmento)

[...]

Hay tanto siempre que no llega nunca
tanta osadía tanta paz dispersa
tanta luz que era sombra y viceversa
y tanta vida trunca.

En qué momento consiguió la gente
abrir de nuevo lo que no se olvida
la madriguera linda que es la vida
culpable o inocente.

[...]

Mario Benedetti


Cómo se vuelve a la vida después de este suspenso.

¿Sabremos manejarnos en el mundo después de comprobarnos tan frágiles, tan quebradizos?

Qué pasará con lo dicho y lo no dicho, con lo escondido, con lo hallado. ¿Se callará, se dirá, se encontrará, se enfrentará?

Descubrir la expresión exacta de los ojos cuando arranca el llanto y recordarla es un ejercicio de libertad, de conciencia, de introspección, de comprobación de qué es importante y qué, innecesario.

Es momento de guardarse, y dónde está esa mirada de los otros, que nos ayuda a completarnos, a armarnos. Nos falta una parte. 

Cómo será el reencuentro, después de tanto vernos para dentro. 

viernes, 6 de marzo de 2020

Cuestión de suerte

Lo que siento es que he tenido suerte.
A pesar de los tipos que a lo largo de mi vida han abusado de mí de distintos modos.
El vecino don R., que intentó toquetearme, el carnicero M., que logró hacerlo, o un pariente, que lo hizo delante de mi abuelo ciego.
A pesar de los que han ejercido violencia económica sobre mí, como mi exmarido, que se desentendió de sus hijos, enojado porque quise divorciarme. Cuando desapareció de nuestra vida, ofendido no sé por qué, fui al juzgado a pedir que lo buscaran, que lo citaran, que hicieran algo. Me dijeron que no podían hacer nada. Que si el tipo no tenía trabajo no había modo de exigirle nada. "¿Y por qué a mí sí me pueden exigir que les dé de comer todos los días? Si él se queda solo con ellos y los mantiene y los baña y hace todo lo que debe hacer un padre, filman Kramer vs. Kramer. Si yo los dejo, soy una basura". Catarsis en sede judicial. Que no sirvió de nada, por supuesto.
A pesar de la violencia psicológica que otro ejerció mucho más allá de cualquier límite que yo misma hubiera podido imaginar antes. Pero de a poquito, de a poquito, fue horadando mi cabeza y yo hacía todo lo que él quería. Dejaba de hacer todo lo que él no quería que hiciera. "Sos ingenua"; "No te das cuenta de lo que ese tipo quiere con vos"; "no te das cuenta de que me hacés quedar como un pelotudo".
A punto tal que cuando me dejó (por supuesto que me dejó, por supuesto que me metió los cuernos y se dio el lujo de dejarme), y después de dos años de duelo, lo que pude decir fue "y bueno, hay gente que pasó quince años presa". Yo, en cambio, había estado en libertad. Qué chiste.
A pesar de otro que sentía que tenía que ser dueño de mi cuerpo y me extorsionaba de distintos modos: "si pensás bailar, no voy"; "te mira mucho, vos no te das cuenta". El enojo. El enojo, la cara de orto, las peleas después, o antes, o durante. "No te pongas esto"; "ponete lo otro". Cuando le reclamé por qué, en lugar de defender mis tetas no me defendía de otro varón cercano que me había violentado, me respondió que esas "son cosas privadas". No como mis tetas, que aparentemente él sentía su posesión.
Y el silencio. Siempre el silencio, de chiquita, porque si lo contaba, alguien sufriría. Porque si lo contaba, la solución hubiera sido que no saliera más, o que hubiera un dramón familiar. Y si hablaba de grande, "Ah, pero vos sos tonta". Como si una se dejara abusar por pura tontera adolescente, de estar enamorada ciegamente y pudiera manejar sentimientos, dolores y abusos así como así.
Así y todo, parece que tuve suerte.
Hasta hoy he llegado a casa "sana y salva".
Hasta hoy nadie me incendió viva, ni me ahorcó hasta matarme, ni me tiró ácido, ni me violó hasta hacerme morir de dolor.
Yo no digo que no haya mujeres "locas".
Yo no digo que no haya minas que mientan.
Yo no digo que no haya mujeres asesinas, o violentas, o malas.
Yo no le creo a cualquiera; el "yo te creo", funciona si puedo verte la cara, hermana, y puedo sentir que me identifiqué con vos, puedo sentir que en un punto nos tocamos el alma en cierta empatía del dolor, por llamarla de algún modo.
Yo no creo en los escraches que a diestra y siniestra aparecen en las redes.
Yo lo que digo es que falta mucho.
¿Qué es lo que falta? ¿Más policía? Pues adelante con eso.
¿Echar policías corruptos, cómplices de trata de mujeres? Pues sí, vamos, hasta la última consecuencia.
¿Educar mejor? Vamos, pero ya.
¿Más juezas que entiendan de qué va la cosa? A esta altura de la vida, creo que ninguna mujer ha llegado a la adultez sin haber sido abusada nunca. Pues, mujeres de esas, que sepan de qué se trata y tomen decisiones y dicten sentencias.
¿Más jueces que sepan que las mujeres no estamos para ser manoseadas, violadas, quemadas, mutiladas, golpeadas, abusadas psicológica, física o económicamente? Pues debe haberlos. Y si no, hay que educarlos. Pero hoy.
Una mujer por día murió  fue asesinada este año. No importa si se habla del virus de no sé qué y de la separación de mongo y pichonga. Hablen de eso si quieren.
Pero hablemos de esto otro, y con urgencia.
No estoy tranquila. Pienso en mi nuera, en mis sobrinas, en mis amigas, en mis compañeras de estudio; si habrán llegado a casa, si no se habrán sarpado con el alcohol y pueda pasarles algo horrible, o si no se sarparon con el alcohol y pueda pasarles algo horrible de todos modos; y por supuesto pienso en mis hijos, ambos varones, y que creo hombres de bien. Espero que lo sean.
¿Por qué no puedo saber que llegaremos todas a casa sanas y salvas? A pesar de todo lo que ya nos han hecho. A pesar de todas las que ya no están.
Si siguen faltando mujeres es porque estamos haciendo todo mal.
En este link, detalles sobre mujeres y niñas asesinadas; violentos sueltos y demás. ¿Hasta cuándo?

https://www.minutouno.com/notas/5087161-femicidio-la-quiaca-una-chica-fue-encontrada-colgada?fbclid=IwAR3tcnSitTaGuhDbw5_cSQNBP_s0lm5qYWUwcwV2F00MVHjqfu2sUBVyQgk?fbclid=IwAR3tcnSitTaGuhDbw5_cSQNBP_s0lm5qYWUwcwV2F00MVHjqfu2sUBVyQgk



viernes, 18 de enero de 2019

Me detengo. Sentada en la silla, solo revoleo los ojos a un lado y a otro. Que hay? Qué queda?
Me siento mal. No encuentro palabras, me duele la garganta mientras trato de llorar o de no llorar, según el día.
Hay que sacarlo, hay que doler.
No quiero distraerme. Quiero traerme a este momento de tristeza, no para regodearme en ella. Hay que sentirla. Estoy convencida de que llevarme hacia lugares de no pensar no me sirve. No sirve.
No quiero entretenerme. Necesito tenerme entera, escuchar, salir de este entrevero de tristeza como se sale de un laberinto. De a poco, pensando mucho, escuchando lo que dice el instinto, lo que pide el alma.
Me sale llorar tristezas añejas, y a lo mejor es necesario. Llorar la adolescente disconforme y melancólica que fui. Entenderte. Tratar de hacerlo. O tratar de comprender por qué una decide borrar la vida que tiene por delante. Pienso "si me hubieras dicho". ¿Y quién soy yo para salvar a alguien de su propio dolor? Nadie. No somos nada. Esa frase espantosa que se dice en los velorios, y que seguramente nadie dijo en el tuyo, porque quienes fueron son como eras vos, adolescente y por ende, todopoderosos, es tan cierta. Y si uno pudiera verse en relación con el tremendo universo que nos rodea. Y ver que es tan importante ser todo para uno mismo y lo posible para todo lo demás... Pero no. El ego es hoy un universo. Y quien no encaja con ese ideal de ego está condenado o condenada a escapar.
Pienso todo el tiempo en ese segundo fatal, en el que tal vez te arrepentiste de tu decisión. O no. Es igualmente doloroso.

jueves, 27 de diciembre de 2018

Triste

El nudo en la garganta se desata. Me hace llorar a mares, a Maru.
Hace una semana estabas viva, riendo, seguramente.
Cuál fue tu pesadilla. Cuál habrá sido, que no pudiste contarla.
Me da bronca que el tiempo no se detenga en esta tristeza. Que no se dé cuenta de que te fuiste. Que no le importe. Que siga y que haga calor y tiempo de agua y de paseos y que no estés.
A mí me importa. Me detengo en este momento por un rato y lloro tus sueños rotos, tu fortaleza, lloro esa risa que me va a faltar hasta que me vaya.
Hace una semana, qué pensabas.
Que querías.
Era tu vida chiquita que quería volar alto.
Qué sé yo qué tristeza te daba vueltas.
Yo sé que hay un tiempo al que le faltás. Hay un momento de ausencia y un agujero que dejaste.
Y te quiero tanto, chiquita.

sábado, 1 de diciembre de 2018

Bordes

Bueno, en fin. Quiero dejar de hablar de lo mismo. Las noticias seguirán allí, reiteradas hasta el borde de lo soportable, porque nunca nos dan más de lo que podemos soportar. Allí estamos, intentando catarsis virtuales.

Ayer me pasó algo que no me sucedía hace tiempo. Agarré un libro por el simple placer de leer (cosas que suceden cuando ya logré subir la cuesta de esta altura del año), así que, como esos postres que una sabía que solo en Navidad, elegí muy bien. Hacia las tres de la mañana, ya tenía unos cuantos links en mi cabeza. Así:


Sentí una especie de liberación de ese cortocircuito permanente que padezco en la aparente conexión a través de las redes sociales. No están mal, no están mal. Pero.
Hay liberaciones enormes. Hay independencias sonoras, de esas que terminan ocupando cuatro páginas en el libro de historia de sexto. Y hay otras, menos rimbombantes para afuera, pero que de tan pequeñas, dan ganas de cuidarlas.

Después leí este poema (Julio Cortázar, La vuelta al día en ochenta mundos, México: RM, pp. 197-198).




domingo, 11 de noviembre de 2018

Sororas

"Una multitud de jóvenes madrugadoras, venidas como yo a respirar el aire embalsamado de la mañana, ocupaban los bancos, o bien polqueaban, deslizándose rápidas sobre el césped, estrechamente abrazadas, sonriendo con el confiado abandono de esa hora matinal en que los hombres duermen y el mundo parece habitado por mujeres".

Juana Manuela Gorriti, Peregrinaciones de un alma triste, en Panoramas de la vida, Eudeba, 2018, p. 86. (Edición original, 1876).

La sororidad es eso a lo que hoy nos animamos a ponerle nombre. Apropiarse del mundo que se habita, sabiéndonos dueñas de él aunque conociendo y reconociendo la injusticia de que se nos haya dejado siempre a un lado. Invitar, con una mirada cómplice, a otras a ser dueñas también, a hacerlo y a transformarlo juntas.
Hermanas.

Me hubiera gustado que me dedicaran...

  • Cartas a Milena (obvio) - Franz Kafka

Algunos libros que me hubiera gustado escribir... Bueno, por lo menos los leí!

  • Rayuela - Julio Cortázar
  • El libro de los abrazos - Eduardo Galeano
  • Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll