"Una multitud de jóvenes madrugadoras, venidas como yo a respirar el aire embalsamado de la mañana, ocupaban los bancos, o bien polqueaban, deslizándose rápidas sobre el césped, estrechamente abrazadas, sonriendo con el confiado abandono de esa hora matinal en que los hombres duermen y el mundo parece habitado por mujeres".
Juana Manuela Gorriti, Peregrinaciones de un alma triste, en Panoramas de la vida, Eudeba, 2018, p. 86. (Edición original, 1876).
La sororidad es eso a lo que hoy nos animamos a ponerle nombre. Apropiarse del mundo que se habita, sabiéndonos dueñas de él aunque conociendo y reconociendo la injusticia de que se nos haya dejado siempre a un lado. Invitar, con una mirada cómplice, a otras a ser dueñas también, a hacerlo y a transformarlo juntas.
Hermanas.