viernes, 14 de enero de 2011

Clemente

Clemente sube al auto con dos bolsas.

Me cuenta que salió de Moreno muy temprano a la mañana y que viajó a dedo hasta Capital y que de allá volvía, a dedo también. Le digo que mucho no puedo llevarlo, que ya estoy cerca de mi destino, y responde que no importa, alguien lo levantará allí donde yo lo deje. También me dice que no hay que correr tras las cosas y que él siempre encuentra alguien que lo lleve o que lo traiga, y que no hay que andar tan preocupados. Me pregunta mi nombre.

"Dios la bendiga, a Milena y a su familia, y les dé trabajo y pan", murmura, los ojos cerrados y la cabeza inclinada. No sé por qué me vienen unas ganas de llorar después de escuchar esto. ¿Emoción? ¿Conexión con alguien a quien seguramente no voy a ver nunca más?

Clemente me cuenta cómo llegó a dedo hasta Colombia: "hice dedo y pedí agua. Agua es lo único imprescindible y lo único que pido por ahí. Comida se consigue haciendo algún trabajo". Y cita el Nuevo Testamento: "Mirad las aves del cielo que no siembran ni cosechan, y el Señor las alimenta".

De golpe un ser humano común y corriente como vos y como yo se convierte en emisario de mensajes algo esotéricos, ponele. Clemente, a esta inferencia mía la llama Dios.

Me hubiera gustado que me dedicaran...

  • Cartas a Milena (obvio) - Franz Kafka

Algunos libros que me hubiera gustado escribir... Bueno, por lo menos los leí!

  • Rayuela - Julio Cortázar
  • El libro de los abrazos - Eduardo Galeano
  • Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll